Carlos V había obtenido la victoria militar, pero se dio cuenta de que la única oportunidad para eliminar el luteranismo como movimiento era conseguir un compromiso político y religioso, para lo que convocó la Dieta Imperial en Augsburgo, cuyas sesiones tuvieron lugar entre 1547 y 1548, en un contexto de claro predominio católico y con la presencia cercana de las tropas imperiales (la denominada Dieta férrea -geharnischter Reichstag).[20] Las series de decretos emitidos por el Emperador se conocieron como un Interim porque sólo pretendían gobernar la iglesia temporalmente, hasta el Concilio, donde los temas en cuestión deberían ser tratados propiamente.Se incluyeron en las demandas del Interim la restauración del número de los sacramentos, alterado por los luteranos (que los reducían a dos: Bautismo y Cena del Señor, frente a los siete clásicos), y la restauración de un cierto número de ceremonias, doctrinas y prácticas tradicionales católicas que los reformistas luteranos habían descartado, como la transubstanciación.También se exigía el reconocimiento del papa como cabeza de la iglesia instituida por Cristo; y que las iglesias particulares volvieran a someterse a la autoridad jerárquica que desde Roma enviaba los obispos.Muchos líderes protestantes, como Martin Bucer, huyeron a Inglaterra, donde influyeron notablemente en la Reforma inglesa, o se exiliaron en otros territorios más receptivos al protestantismo.Carlos V intentó imponer el Interim de Augsburgo en todo el Imperio, pero solo tuvo éxito en los territorios que controlaba militarmente, como Wurtemberg y las ciudades imperiales del sur.El papado se resistió durante un año a reconocerlo, viéndolo como una intromisión en sus competencias.[24] A pesar de sus todavía mayores concesiones al protestantismo, no consiguió apoyos.El elector Mauricio, viendo que el Interim de Leipzig era un fracaso político, comenzó a hacer planes para expulsar a Carlos V y su ejército de Sajonia.Era, en apreciación suya "más beneficioso para él ser visto como un campeón del luteranismo que como un traidor" (McCain et al., 480).