Paz de Núremberg

Fue consecuencia de la Dieta Imperial celebrada en Ratisbona en ese mismo año, con el fin de conservar la paz y la concordia pública en el Imperio.

El resultado del acuerdo fue exitoso, y los ejércitos imperiales, con los recursos obtenidos en Alemania, consiguieron forzar la retirada de los turcos de Austria.

[2]​ El principio conciliatorio de la Paz de Núremberg, basado en el compromiso de esperar a la celebración del concilio, fue confirmado, con distintos matices, por el Interim de Ratisbona (1541, más favorable a los protestantes) y el Interim de Augsburgo (1548, más favorable a los católicos); aunque los sucesivos aplazamientos y vicisitudes del concilio de Trento, que no fue aceptado por los protestantes, hicieron inviable el acuerdo dogmático.

La situación posterior se alteró con la reanudación de las hostilidades que llevaron a una posición más favorable a los protestantes, que forzaron la firma de la Paz de Passau (1552).

El nuevo statu quo quedó fijado con la Paz de Augsburgo (1555), que reconocía a los príncipes la potestad de imponer su religión, sin interferencias externas, a sus súbditos (principio cuius regio eius religio), reduciendo de modo evidente el poder del emperador dentro del Imperio.