Dicha traza ha sido atribuida a Juan Bautista Monegro, por aquel entonces maestro mayor de la catedral.El arquitecto jesuita Pedro Sánchez murió pocos años después, en el año 1633, y fue sustituido por otro compañero de su orden, Francisco Bautista, a quien se debe la fachada retablo de estilo también barroco, que domina la ciudad desde su elevada posición.Pasados varios lustros, en el año 1669, Bautista dejaría su lugar a Bartolomé Zumbigo, arquitecto natural de Toledo, quien terminó las torres y la fachada.Casi medio siglo después, en 1765, por fin se pudo concluir la construcción del templo, que en su tramo final había sido dirigida por José Hernández Sierra, arquitecto de Salamanca.A lo largo de toda la nave se hallan distribuidas catorce estatuas dedicadas principalmente a los apóstoles y que fueron esculpidas, como uno de los retablos y la Virgen del Socorro, por Germán López Mejía.[1] Por encima de él está situada la vidriera, y alrededor de ellos hay cinco estatuas, realizadas por Mattia Carmannini y Félix Bambi,[1] cuyas hornacinas se encuentran flanqueadas por cuatro altas columnas corintias.