En el siglo XVII el filósofo Thomas Hobbes afirmó que la vida del hombre sin la civilización era solitaria, pobre, miserable, bruta y breve.
Si bien los hombres salvajes siempre eran presentados como viviendo fuera de la civilización, existía disenso sobre si ellos eran humanos o animales.
No siempre eran presentados como subhumanos brutos, en efecto a veces se los identificaba como salvajes nobles.
Si ellos en realidad pasaban la mayor parte del tiempo desplazándose y construyendo refugios temporarios, es correcto que muy poca evidencia en este sentido haya perdurado hasta nuestros días.
Edgar Rice Burroughs tomó esta idea y la adaptó para The Land That Time Forgot (1915).