Pueblo troglodita

El término «troglodita» proviene del griego antiguo τρωγλοδύτης (trōglodýtēs), de τρώγλη (trōglē, «caverna») y δύειν (dýein, «penetrar en», «zambullirse»), en plural, Τρωγλοδύται (trōglodýtai),[1]​ que pasó al latín como troglodyta.

Muchos escritores antiguos se refieren a ellos, como Heródoto, Claudio Ptolomeo, Agatárquidas, Estrabón, Diodoro de Sicilia, Plinio el Viejo,[2]​ Tácito, Flavio Josefo, etc.

Los trogloditas, por cierto, se alimentan de serpientes, lagartos y otros reptiles semejantes; además, poseen una lengua que no se parece a ninguna otra, ya que emiten unos chillidos como los de los murciélagos».

Estos etíopes en concreto, debían ser los tibus, un pueblo de etnia bereber, que moraban en las regiones del Chad y el Tibesti.

Avanzaban extraordinariamente deprisa porque calzaban un tipo de sandalias confeccionadas para moverse por la arena del desierto.

y la nombra como Berenice Epi Tera (en griego epi-, thra «para la caza»), fundada por Ptolomeo Filadelfo.

Valientes, no vacilan en luchar contra bestias feroces, pero temen al toro salvaje.

Se los menciona como vecinos de este último durante la expedición contra los garamantes realizada por Séptimo Flaco en el año 67.

En su Historia Natural, el naturalista Plinio el Viejo da una descripción de los trogloditas y los asocia con varios pueblos más o menos mitológicos, los garamantes, los augilas, etc.:«Los trogloditas excavan cuevas, estas son sus casas; comen carne de serpiente y usan un silbido, no la voz».

Era una raza apenas humana, peluda como bestias, que se comunicaban solo por medio de gritos y vivían en cuevas.