Aunque su peso cultural resulta ínfimo sobre el trasfondo cultural latino, estos pueblos aportan varios préstamos lingüísticos con diversos términos germánicos (espeto, roupa, etc.) y árabes (estos a menudo a través de fuentes indirectas) (alberca, laranxa, aceite, azucre, etc.).
La transformación del latín en gallego se produjo de forma progresiva e imperceptible.
El más antiguo documento latino-gallego-portugués fue encontrado en Portugal, y es una Donación a la Iglesia de Sozello, que se encuentra en el Archivo Nacional de Torre do Tombo, y está fechado en torno al año 870 d. C. Ya desde el siglo VIII, y a medida que los invasores musulmanes consolidan sus conquistas en el sur de la península ibérica, Galicia constituye una unidad política con los reinos medievales de Asturias y León, aunque mantiene cierta autonomía que le permite en ocasiones surgir como reino independiente en momentos puntuales de los siglo X, XI y XII.
El progresivo peso demográfico de los gallegos hablantes poco a poco introduce el gallego junto al latín en los documentos notariales, bandos administrativos, pleitos, etc., aunque el latín sigue poseyendo una posición cultural superior.
El gallego se convierte en la lengua por excelencia de la lírica En este período el gallego alcanza un rango internacional, ya que es utilizada por autores de muchos países europeos: gallegos, portugueses, leoneses, castellanos, occitanos, sicilianos, etc. y está presente en muchas cortes reales y señoriales, aunque su uso se concentra sobre todo en la península ibérica.
Aun así, a partir de finales del siglo XIII, y más significativamente en los siglos XIV-XV, los temas literarios de mayor difusión en Europa son recogidos en lengua gallega.
Estos hechos, unidos a la creciente política centralista e intervencionista de Castilla, afianzan progresivamente una corriente “desgalleguizadora”, especialmente en las clases altas de la sociedad, que impiden la consolidación del gallego como lengua culta y literaria.
Entre este minoritario grupo de intelectuales despunta con fuerza la figura del padre fray Martín Sarmiento, personaje polifacético –naturalista, lingüista, bibliófilo- que defendió el uso del gallego en la enseñanza, en la administración y en la Iglesia, es decir, su normalización como lengua de los gallegos.
La segunda generación galleguista dio lugar al movimiento del “Regionalismo”, que compaginó cultura y política, haciendo de la lengua gallega su preocupación primordial.
Las composiciones premiadas, junto con las muestras de poesía contemporánea se recogieron un año después en el “Álbum da Caridade”, primera antología del Rexurdimento gallego.
Sus versos han sido objeto de numerosos estudios y traducciones a diversas lenguas.
Sin duda porque con su poesía denunció las injusticias de la sociedad gallega (foros, opresión caciquil, emigración…) y defendió las ideas progresistas.
Asentó una tradición de poesía combativa y comprometida que continuaría numerosos autores gallegos (Ramón Cabanillas, Celso Emilio Ferreiro, etc.).
La consolidación de la prosa gallega no se produce hasta el siglo XX, pero a finales del XIX ya existen algunos precedentes destacados.
“Máxima ou a filla espúrea”, (1880) de Marcial Valladares, primera novela gallega contemporánea.
En el año 1876 se edita, promovido por Valentín Lamas Carvajal, el pionero de los periódicos íntegramente en gallego, “O Tío Marcos da Portela”.
La sociedad gallega de comienzos del siglo XX se sigue caracterizando por la concentración del poder económico en sectores minoritarios, con un sistema agrícola en el que permanecen influencias medievales y por una creciente emigración que vaciaba demográficamente el país.
El nacionalismo está unido al idioma como esencia de identidad colectiva, cuyas primeras manifestaciones son las “Irmandades da Fala”.
Estas asociaciones, creadas para la defensa, dignificación y cultivo del idioma, surgen primero en La Coruña en 1916.
Fue fundado por un grupo de jóvenes universitarios: Fermín Bouza Brey, Filgueira Valverde, Lois Tobío…; a los que pronto se unieron otros como Ricardo Carvalho Calero, Antonio Fraguas, o Xaquín Lorenzo.
Los movimientos europeos de vanguardia no resultaron ajenos a la lírica gallega.
Varios elementos decisivos fueron la colección de poesía Benito Soto, la editorial Bibliófilos Galegos y el suplemento semanal bilingüe del periódico compostelano “La Noche”.
Seis años después nació el Instituto da Lengua Galega, con una obra investigadora desarrollada hasta la actualidad.
Galicia pasó de ser una tierra productora en su mayor parte de poesía a interesar e implicar a mucha más gente en la literatura, produciendo diversos tipos de ensayo sociolingüísta y literario –Basilio Losada, Francisco Pillado-, teológico y religioso –Andrés Torres Queiruga, Chao Rego…-, filosófico –Martínez Marzoa…-, histórico –Ramón Villares, Felipe Senén, Xosé Ramón Barreiro…, pasando por libros, crónicas políticas, revistas… En narrativa las tendencias se diversifican y los autores que comenzaron a darse a conocer antes de 1975 (como Maria Xosé Queizán, Alfredo Conde, Paco Martín, etc.) se unen en una muy heterogénea nómina de narradores (Víctor Freixanes, Xavier Alcalá, Carlos González Reigosa, Suso de Toro, Manuel Rivas, Fernández Paz…) que amplían las modalidades narrativas: novela histórica, policíaca, erótica, realista, etc.
Darío Xohán Cabana, Xulio Valcárcel, Rodríguez Fer, Manuel Rivas y muchísimos autores que contribuyeron y todavía contribuyen al engrandecimiento de un género asentado desde los inicios de la literatura en lengua gallega en la Edad Media.
En estos años proliferan asociaciones que tratan de potenciar el teatro, especialmente mediante la aproximación al público juvenil.
En 1969 el cantautor Andrés do Barro,cantó la canción "O tren" seguidas de otras en gallego.
En los inicios del siglo XXI la lengua gallega sigue manteniéndose viva, protegida por la legislación vigente y a su elevado número de hablantes.
Asimismo, la lengua gallega también ha comenzado tímidamente a dar sus primeros pasos en su difusión global.
Por esta razón pareció necesaria una mayor implicación gubernamental y en el año 2007 se llegó a un acuerdo en el Parlamento Galego para la creación de un nuevo acuerdo que garantice poder llegar a un mínimo del 50 % de la enseñanza en gallego (escuela infantil, educación primaria, ESO, Bachillerato, Formación Profesional y EPA); además también se promovió este objetivo con la creación de las Galescolas, escuelas infantiles donde se utiliza el gallego como lengua vehicular.