[2] En 1902, este tramo, con las entonces planeadas extensiones hasta Vila Real de Santo António y Cacilhas, ya era conocido como Línea del Sur.
[5][6] No obstante, las malas condiciones en que las vías viarias se encontraban causaban varias dificultades a los viajeros, especialmente las malas mercancías, que utilizaban pesados vehículos de tracción animal.
[7] Así, para combatir este problema, el gobierno comenzó a planear una conexión ferroviaria entre los embarcaderos en el margen Sur del Río Tajo, y el Alentejo.
[2] En Aldea Galega sería creado un servicio de transporte fluvial, para la conexión a Lisboa.
[5] El contrato para la construcción y explotación fue firmado entre el gobierno y la recién creada Compañía Nacional de los Ferrocarriles al Sur del Tajo el 24 de julio, siendo modificado el punto inicial a Barreiro, y prevista la extensión de las líneas hasta Évora, Beja y Setúbal; el Parlamento votó, en el mismo día, la confirmación del contrato, siendo aprobado oficialmente en un decreto ley del 7 de agosto.
[2] Inicialmente, el embarcadero se encontraba apartado de la estación de Barreiro, lo que generaba descontentos para los usuarios; más tarde, sería construida una nueva estación, más próxima al muelle.
[10] No obstante, el concurso respectivo no tuvo ningún solicitante, por lo que el estado contrató la construcción y explotación de estas líneas con el empresario John Valentine, que representaba a una sociedad, conocida como Compañía Inglesa, constituida por Charles Mangles, John Chapman, Robert Netman y George Towsend; la sociedad formó, para este proyecto, la Compañía de los Ferrocarriles del Sudeste.
[2] El contrato estipulaba que los tramos deberían ser construidos en vía única, pero deberían estar preparados para recibir vía doble, que sería implantada cuando las ganancias brutas fuesen superiores a 4$800 por kilómetro; el estado financiaría la construcción a través de una subvención kilométrica de 16.000$000, o, en todo caso, con una garantía de pago del 7%.
[10] Según el contrato establecido, la conexión entre las tres localidades tenía que estar concluida en 3 años después del inicio del contrato; en caso contrario, el estado asumiría la gestión de la Compañía y colocaría los bienes en la hacienda pública.
[12] El proyecto del tramo entre Évora y la Línea del Este, en especial, tenía una mayor prioridad, debido al elevado número de minas y a la reducida cantidad de carreteras en esta región, además de que esta conexión permitía un contacto directo con España y Francia.
[16] No obstante, la continuación del ferrocarril hasta el Algarve fue, inicialmente, puesto en duda, debido a la falta de entendimiento entre los delegados sobre el proyecto, y el hecho de que otras conexiones tenían más prioridad debido a su importancia, en especial las Líneas del Miño, Beira Alta y Duero.
[3] En ese año, el aumento de tráfico en la red al Sur del Tajo incentivó a la compra de seis locomotoras del tipo Compound a la empresa alemana Borsig.
[4] El tramo entre Vila Real de Santo António y Lagos pasó a denominarse Línea del Algarve.
[32] En octubre, la empresa garantizó, en una reunión con varios dirigentes, que los servicios Intercidades entre Lisboa y Beja iban a regresar al servicio en mayo de 2011, con dos paradas, en Alcáçovas y Alvito.
[36] En el ámbito de esta situación, fue realizada una sesión extraordinária de la Asamblea Municipal, y el diputado Luís Rodrigues, del Partido Social Demócrata, afirmó que cuestionaría al gobierno sobre la remodelación y electrificación del tramo hasta Beja, después de que la Red Ferroviaria Nacional hubiese declarado que no tenía prevista esa intervención,[37] y recordó que este proyecto había sido confirmado por responsables del Partido Socialista.