Hermandad de la Soledad (Almería)

Su nombre completo es Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de los Dolores.

La Hermandad se caracterizaba por estar abierta a ambos sexos y sin tener prefijado un número determinado de hermanos.

Se unió a la Hermandad Sacramental ya existente en la Parroquia, a cuyo Titular el Santísimo Sacramento, se le ha venido dando culto en las constitucinoes (reglas) de la cofradía desde entonces.

En 1835 la familia Barbarín donó un magnífico manto de terciopelo negro bordado en oro, con tres esmeraldas prendidas, que aún conserva y luce cada año la Virgen, aunque fue restaurado en 1925 por las Madres Adoratrices de Almería.

Pero a partir de 1918 es reorganizada por nuestro Reverendísimo Prelado don Fray Bernardo Martínez Noval y el gremio del comercio, dada la zona eminentemente comercial donde está ubicada la Iglesia de Santiago.

En 1921 la Hermandad de la Soledad fue la primera en Almería en incluir el Paseo del Príncipe en su itinerario.

En el año 1961, siendo Hermano Mayor D. José Marín Rosa, regresa la Hermandad a Santiago, donde una vez construido el templo ha levantado Perceval un altar de tala dorada en la capilla de Santa Lucía.

En 2004 se transforma el sistema de trabajaderas a transversales cargando con costal en las cervicales tipo sevillana.

Desde su fundación la Virgen de los Dolores ha gozado del fervor y la devoción de la sociedad almeriense, que se da cita en su salida procesional de la noche del Viernes Santo, así como la acompaña en su transitar por el casco antiguo de Almería, arropada por las saetas que espontáneamente le cantan, y que culminan en su recogida, cita imprescindible para todos aquellos que aman nuestra Semana Santa.

Tras esta consideración relativa a criterios estéticos, pasemos a determinar características físicas y materiales: Hasta 1997 procesionaba la imagen que en 1946 talló el taller de D. Jesús de Perceval y que conserva la Hermandad.

Diseña la escena del grupo y todas sus imágenes el imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro López.

El misterio está inspirado en el pasaje bíblico en que tras enterrar a Jesús, las Santas Mujeres y San Juan acompañan a la Virgen María junto a los Santos Varones Nicodemo y José de Arimatea, en el camino de regreso del sepulcro.

En la delantera del paso Nicodemo consuela a San Juan, le siguen las Santas Mujeres, en tanto que en la parte central del conjunto José de Arimatea como judío de buena posición que era, y siendo reconocido por el sanedrita (pues José era miembro del Sanedrín) que acompaña al soldado romano en la trasera del paso, desconfía de aquellos y empuja al grupo a aligerar la marcha.

Los primeros miembros de la Iglesia son los que están junto a Jesús en el monte Calvario.

Son ellos los que recogen su cuerpo, junto a los Santos Varones, y le dan sepultura.

Las Santas Mujeres acuden al Sepulcro a la mañana del domingo y lo encuentran vacío.

María Magdalena tiene el privilegio de ser la primera a la que se aparece Jesús Resucitado (Jn 20, 10-18).

Así pues, el misterio de San Juan en el regreso del sepulcro conlleva un hondo significado, son los miembros junto con los discípulos y apóstoles de Jesús, sobre los que se construye la Iglesia.

La Virgen María, bajo la advocación de los Siete Dolores, queda en Soledad, tras perder a su Hijo en la Cruz.

Será signo de contradicción, y a ti misma una espada atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de todos.” Segundo Dolor: La huida a Egipto.

“José se levantó, tomó al niño y a su madre de noche, y partió hacia Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes.” Tercer Dolor: El Niño Jesús perdido en el templo.

“Al verlo, se quedaron perplejos, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?

Tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados.” Cuarto Dolor: María encuentra Jesús camino del Calvario cargando la cruz.

En 1522 Almería sufrirá un devastador terremoto, que lleva a una nueva construcción tanto física como socialmente de la ciudad.

La fachada principal se caracteriza por un gran relieve escultórico que presenta a Santiago Matamoros, auténtico símbolo del triunfo de la Cristiandad (popularmente se dice que el rostro es un retrato del emperador Carlos I de España).

El templo, en su primera etapa, corresponde al estilo mudéjar, dado que la urgencia de su construcción por necesidades políticas de afianzar el cristianismo va ligada a una precariedad constructiva.

La iglesia, que sufrió graves daños durante la guerra civil española, destruyó la armadura mudéjar y otras joyas considerables de su imaginería.

Virgen de la Soledad de Almería a los pies de la torre de la Iglesia de Santiago.