La mayor parte de su labor académica y cultural la realizó sobre las culturas del Antiguo Perú.
Pero estos apuntes personales revelan algo asombroso: están escritos en alemán hasta 1890, y luego lo hace en español entre 1906 y 1909, para finalmente volver a su lengua materna hasta el final de sus días.
En Alemania completa su biblioteca y se vincula con instituciones de primer nivel.
Brüning aprovechó la ocasión para escribir una descripción etnográfica de los pueblos aguarunas.
Los habitantes muchik del norte peruano les rehuían a los extraños, pero Brüning hizo un trabajo paciente, tomó chicha de jora con ellos, y se ganó su confianza a tal punto que tuvo más de cien compadres.
Así como se dedicaba a manuscritos etnográficos, Brüning como gran violinista y amante de la música, se consiguió algunos cilindros de cera y empezó a grabar música en el dialecto mochica.