Los pongos revisten una gran utilidad porque son canales de agua que permiten conectar dos cuencas.
De esta forma, siguiendo sus aguas se han podido integrar territorios, a veces dispares.
El Pongo de Manseriche es el último obstáculo que debe enfrentar el río Marañón en su intento por alcanzar la llanura amazónica.
En 1693, el padre Samuel Fritz, sacerdote jesuita, también atravesó el pongo y estableció los orígenes del Marañón en la laguna de Lauricocha.
En épocas anteriores a la mejora del transporte fluvial y terrestre, los ganaderos de las partes altas pasaban el Pongo de Manseriche en balsas, llevando en ellas desde ganado hasta otros productos para su venta en ciudades como Iquitos o las que hubiera por el trayecto.