Inmediatamente, a todos los astilleros con contratos del Almirantazgo se les dio prioridad para usar los barcos disponibles.
Aunque la White Star Line y los astilleros de Harland & Wolff siempre lo negaron,[4] algunas fuentes permiten suponer que el barco, originalmente, debería haberse llamado «Gigantic» pero, supuestamente, este se habría reemplazado para evitar comparaciones con el malogrado Titanic.
Durante ese mismo mes, se produjo la primera pérdida importante de un barco civil cuando el RMS Lusitania fue torpedeado cerca de las costas irlandesas por el SM U-20.
A medida que los desembarcos en Galípoli resultaban desastrosos y las víctimas aumentaban, se hizo evidente la necesidad de grandes naves hospitalarias para el tratamiento y la evacuación de los heridos.
En el interior, se instalaron 3309 camas para heridos y varios quirófanos.
También pasó un mes como hospital flotante frente a Cowes en la Isla de Wight (Inglaterra).
Estas novedades nunca se instalaron porque el Britannic fue convertido en barco hospital y se hundió antes de que pudiera ingresar al servicio comercial, por lo que las instalaciones planeadas fueron canceladas, destruidas, reutilizadas en otros buques de la White Star (como en el Olympic o el Majestic) o simplemente nunca llegaron a materializarse.
Sin embargo, debido al estallido de la guerra, el instrumento nunca llegó a Belfast.
La causa, ya sea un torpedo de un submarino enemigo o una mina, no fue aparente.
Bartlett había intentado embarrancar en la costa de Ceos (que estaba a tres millas de distancia) para salvar el barco, pero el intento no tuvo éxito, y el Britannic se empezó a hundir más rápido al entrar más agua y hacer salir sus hélices y timón de ella, quedando casi sin avance.
Una señal SOS se envió de inmediato y fue recibida por varios otros barcos en el área, entre ellos, el destructor HMS Scourge y la balandra HMS Heroic, pero el Britannic no recibió ninguna respuesta, debido a que la fuerza de la explosión había provocado que los cables de la antena colgados entre los mástiles se rompieran, por lo que, aunque aún se podía enviar transmisiones por radio, el buque ya no podría recibirlas.
Había cinco mamparos herméticos que se elevaban hasta la cubierta B.
Al mismo tiempo, el personal del hospital se preparó para evacuar a los heridos.
Bartlett había dado la orden de preparar los botes salvavidas, pero no permitió que fueran arriados.
Todos los viajeros a bordo se llevaron sus pertenencias más valiosas antes de la evacuación.
El comandante Harold Priestley reunió sus destacamentos del Cuerpo Médico del Ejército Real en la parte posterior de la cubierta A e inspeccionó los camarotes para asegurarse de que no quedara nadie atrás.
Las hélices, que todavía estaban operativas, succionaron ambas lanchas y las destruyó junto con sus pasajeros.
En una de aquellas barcas se encontraba Violet Jessop —que también sobrevivió a la catástrofe del Titanic—, que se salvó lanzándose al mar antes de que su bote fuese destrozado por la hélice.
Bartlett finalmente pudo detener los motores del barco antes de que las propelas succionaran más botes.
A las 08:45 la escora era tan grande que incluso los pescantes del pórtico estaban inoperables.
A las 09:00, Bartlett fue informado de que la tasa de inundaciones había aumentado debido al movimiento hacia adelante de la nave y que la inundación había alcanzado la cubierta D. Consciente de que ya no había esperanza de llegar a tierra a tiempo, Bartlett dio la orden final para detener los motores e hizo sonar dos alarmas finales, como el agua ya había llegado al puente, él y el comandante auxiliar Dyke caminaron hacia cubierta y entraron al agua, nadando hacia un bote plegable desde el cual continuaron coordinando las operaciones de rescate.
Al suceder esto, el barco se deslizó hasta desaparecer entre las olas a las 09:07.
En comparación con el Titanic, el rescate se vio facilitado por tres factores: la temperatura fue más alta (21 °C /70 °F en comparación con los −2 °C /28 °F del Titanic), más botes salvavidas estaban disponibles (35 se lanzaron y se mantuvieron a flote en comparación con los 20 del Titanic) y la ayuda estuvo más cerca (llegó menos de dos horas después de la primera llamada de socorro en comparación con las tres horas y media que tardó el Carpathia en llegar a la posición del Titanic).
Los supervivientes fueron enviados a casa y pocos llegaron al Reino Unido antes de Navidad.
[15] Es considerado un cementerio de guerra y, por tanto, su exploración es limitada aunque accesible por buzos profesionales.
Tiene la proa retorcida a causa del hundimiento, fijada al resto del casco por unas pocas piezas de la cubierta B y, además, presenta un gran agujero proyectado hacia afuera que sugiere una gran explosión interna.
Los interiores del Britannic están bastante bien conservados y hoy en día es el mayor transatlántico hundido.
Durante años se generaron muchos debates sobre el hundimiento, sobre todo desde el descubrimiento de los restos del Britannic por Jacques Cousteau, quien tras realizar investigaciones demostró que en la sección de proa efectivamente había un agujero causado por una explosión, pero todo apuntaba a que se hubiera originado desde el interior del barco, en lugar de ser desde fuera hacia dentro, como debería ser si la explosión hubiera sido externa.
La película, Britannic, contó con la participación de Edward Atterton, Amanda Ryan y Jacqueline Bisset.
A diferencia de los hechos reales del hundimiento, en la película se muestran muchas libertades en cuanto a la historia, como por ejemplo la claridad y profundidad en la trama sobre un espía alemán a bordo de la nave, un motín y un intento de torpedeo y la creencia en el sabotaje del barco.