El transatlántico británico Lusitania, procedente de Nueva York, fue identificado y torpedeado por el submarino U-boot U-20 y se hundió cerca del cabo de Old Head of Kinsale.
[3] .Este hundimiento provocó que la opinión pública en muchos países se opusiera al Imperio Alemán y a sus aliados, contribuyó a la entrada de Estados Unidos en la guerra, y se convirtió en un símbolo para las campañas militares de reclutamiento.
Ambos buques, propiedad de la naviera Cunard Line, fueron inscritos como cruceros auxiliares armados, y regresaron al mar equipados para trasladar armas en ese papel.
El Almirantazgo canceló aquella decisión inicial, y decidió prescindir del uso de dichos navíos como cruceros armados.
No obstante, el Lusitania permaneció en la lista oficial de buques armados, junto al Mauretania.
[4] Al comienzo de las hostilidades, se elevó la preocupación por la seguridad del Lusitania y otros grandes buques.
A pesar de ello, seguía siendo el navío más rápido activo en el servicio comercial.
Se añadió incluso una modificación, que consistió en la adición de una banda ocre en la base, justo por encima del casco negro.
Desesperados por una ventaja sobre el Atlántico, el gobierno alemán fue un paso más allá en su campaña submarina.
UU. publicó un aviso en los periódicos de extraña coincidencia con la partida del Lusitania.
El lujoso navío estaba comandado por el veterano capitán William Thomas Turner, al que le faltaban pocos años para jubilarse.
Algunos pasajeros tenían cierto renombre social, como el millonario Alfred G. Vanderbilt, Lothrop Withington, el filósofo Elbert Hubbard y el minero William Broderick Cloete.
Durante la noche y en la madrugada había tenido que navegar entre espesa niebla.
El Lusitania recibió un torpedo detrás del ala del puente, una columna de agua se elevó al costado y en seguida le siguió otra tremenda explosión que hace desencajar la cubierta de paseo por unos instantes y hace volar el fondo de la proa, Turner ordena al timonel enfilar a tierra, pero es tan rápida la inundación que el timón y las hélices aún girando pierden efectividad al salir del agua, y se alcanza una escora de 25º.
Los operadores del telégrafo inalámbrico, Robert Leith y Donald McCormack, enviaron un SOS, que fue recibido en Queenstown.
La planta eléctrica del barco pronto falló y los pasajeros de primera clase que estaban dentro de los ascensores quedaron atrapados entre las cubiertas A y B, hundiéndose más tarde con el barco.
Tan sólo 6 botes salvavidas de los 48 disponibles lograron ser lanzados con relativo éxito.
En los últimos instantes, el Lusitania se enderezó y algunos botes alcanzaron a ser lanzados al agua, pero ya volcados.
Luego, la proa impactó contra el fondo granítico del mar y el buque se levantó a un ángulo de 45°.
De los 139 pasajeros estadounidenses a bordo del Lusitania, 128 murieron, lo que produjo una masiva ira tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos.
No obstante, el presidente norteamericano Woodrow Wilson se negó a sobrerreaccionar.
[10] La manga se ha visto reducida, también faltan las chimeneas, es presumible que debido a su deterioro prematuro.