Guillermo Ernesto estuvo marcado por un severo luteranismo y un gran pietismo.
El célebre compositor era desde 1708 organista de la corte y músico en Weimar.
Bach entonces solicitó su renuncia al puesto, que el duque negó.
Disgustado por la insistencia del músico, Guillermo Ernesto detuvo a Bach durante cuatro semanas en la fortaleza, antes de aceptar la renuncia.
Este proceder significó para Guillermo Ernesto el que fuese considerado en las biografías de Bach como un arbitrario e ignorante patrón.