Guerras de los Magnates de Moldavia

Ya en tiempos del rey Esteban I Báthory, Zamoyski apoyó los planes de este para la guerra contra los otomanos, viendo en ellos una buena estrategia a largo plazo para la Mancomunidad.

Alrededor del final del siglo XVI, las relaciones entre la Mancomunidad y los otomanos, que habían sido demasiado cordiales, empeoraron notablemente por el creciente número de incursiones de los cosacos.

Al mismo tiempo, los tártaros, vasallos del sultán,[2]​ saqueaban las tierras de la Mancomunidad.

En acuerdos internos promovidos por los polaco-lituanos, los cosacos se obligaban a quemar sus barcos y detener sus expediciones.

[3]​ Răzvan era un rom de Valaquia que se había casado con una mujer noble moldava.

[3]​ Cuando la Mancomunidad se mostraba anti-Habsburgo o neutral, la Sublime Puerta veía con buenos ojos un hospodar propolaco.

[3]​ En principio, tanto otomanos como polacos reconocieron la autoridad de Movilă sobre Moldavia,[1]​ que le otorgaron a perpetuidad; el título pasaba a ser heredado por el primogénito varón de la familia Movilă.

[1]​ En 1596, el gran visir otomano invitó al canciller polaco a participar junto con el príncipe moldavo en las campañas de aplastamiento de la rebelión antiotomana que por entonces se extendía por Transilvania y Valaquia.

Posteriormente venció a Ieremia Movilă, merced a lo cual se apoderó de casi toda Moldavia, con la excepción de Jotín (Chocim o Hotin), ciudad con una fortaleza situada en el margen derecho del Dniéster, que permaneció en manos polacas.

Intentó ser reconocido por el emperador Rodolfo, ofreció su vasallaje a la Mancomunidad y organizó una liga antiturca.

En 1607 Stefan Potocki instaló a su cuñado (e hijo de Ieremia), Constantin Movilă (Konstanty Mohyła) en el trono moldavo.

Tomşa se aseguró su amistad, jurándole fidelidad al rey polaco ayudando a solucionar los conflictos entre el Imperio otomano y la Mancomunidad.

Para entonces, las relaciones polaco-otomanas se habían agriado, tanto por las disputas en Moldavia, donde los polaco-lituanos habían sostenido a diversos príncipes destituidos por la Sublime Puerta como por las graves correrías cosacas por las costas del mar Negro en territorio otomano (en 1614, por ejemplo, saquearon Sinope).

[1]​ En 1614 el Sultán Ahmed I le escribió a Segismundo III que estaba enviando a Ahmed Pachá para castigar a esos bandidos, que no significaba un gesto de hostilidad hacia la Mancomunidad, y que ésta no fuera un refugio de fugitivos; Ahmed Pachá escribió al hetman Żółkiewski pidiendo cooperación.

Había prometido a los moldavos mediar para acabar con los conflictos entre el Imperio otomano y la Mancomunidad.

El tratado establecía que Polonia no intervendría en los asuntos internos de los vasallos otomanos en Transilvania, Moldavia y Valaquia, impediría los ataques cosacos en el Imperio otomano y cedía Jotín.

Tanto cosacos como tártaros reanudaron pronto sus correrías, lo que tensó nuevamente las relaciones entre polaco-lituanos y otomanos.

En julio de 1618, después de muchos avisos a la Mancomunidad, el joven y ambicioso sultán Osmán II envió una carta al rey Segismundo amenazándole con una nueva guerra y con que quemaría Cracovia.

Segismundo III decidió ayudar a los Habsburgo y envió a la Lisowczycy, que estaba ociosa tras el fin de las Dimitríadas contra Moscovia y estaban saqueando Lituania, hacia finales de 1619.

Más tarde, la Lisowczycy saquearía Silesia y Bohemia, tomando parte en la Batalla de la Montaña Blanca.

El gobernante de Moldavia, vasallo a su vez del sultán otomano, un hospodar de origen croata, Gaspar Graziani (conocido como Kasper Gratiani en polaco), decidió que le convenía más pasarse al bando polaco, entrando en conversaciones con el rey y prometiéndole el envío de 25.000 soldados.

El enviado polaco a Estambul, que llegó en abril de 1620, fue recibido muy fríamente.

El que los cosacos saquearan e incendiaran suburbios de Estambul no ayudaba mucho.

El status quo se traducía en que su alto estándar de vida era generalmente favorecido sobre cualquier otra alternativa.

Algunos historiadores opinan que el rey Segismundo decidió intervenir en Moldavia debido a problemas internos causados por el cambio de la Lisowczycy al bando de los Habsburgo y su conducta en la guerra.

A pesar de que el sultán estaba planeando una expedición armada contra Polonia, esta sería hecha con un contingente pequeño.

Sin embargo, esta política negligente respecto a su propio ejército acabaría costándole caro en el futuro.

El 29 del mes ordenó la retirada; consiguió mantener la disciplina durante ocho días, pero al alcanzar la frontera polaca el orden en las filas de su hueste desapareció y una gran parte del ejército de la Mancomunidad fue destruido.

Zolkiewski falleció en la batalla,[7]​[8]​ su cabeza fue enviada al sultán como un trofeo, y Kniecpolski fue capturado.

[7]​[8]​ Los polacos no habían contado en la batalla con la tradicional colaboración cosaca, dadas las desavenencias existentes por entonces entre ellos, que se resolvieron poco después, en parte a causa de la derrota infligida por los otomanos, mediante el alistamiento de veinte mil cosacos en el Ejército polaco-lituano.

El canciller Jan Zamoyski .
La Mancomunidad en su máxima extensión, tras la Paz de Deulino (1618).
Mihai Viteazul, voivoda de Valaquia, Transilvania y Moldavia.
Los tres principados y los territorios unidos bajo la autoridad de Mihai.
Hetman Stanisław Żółkiewski.
El sultán Osman II.