(ver Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbes) Portugal envió tropas a Brasil y puso a todas las unidades brasileñas bajo el mando de oficiales portugueses.
Este primer enfrentamiento había sido ganado por los brasileños sin derramamiento de sangre.
Las tropas allí estacionadas estaban formadas casi únicamente por brasileños, lo cual facilitó que ambas provincias reconocieran la autoridad del príncipe Pedro de Braganza y le proporcionaran soldados y recursos para la ya inevitable guerra contra Portugal.
Los pueblos en Minas Gerais habían expresado su lealtad al tiempo del voto de Pedro por permanecer en Brasil, salvo por la junta en Ouro Preto, la capital provincial.
Don Pedro se dio cuenta de que, a menos que Minas Gerais estuviera sólida con él, sería incapaz de ampliar su autoridad a otras provincias.
Con sólo unas pocas compañías y sin ceremonia o pompa, Pedro corcoveó en Minas Gerais a caballo en marzo de 1822, recibiendo entusiastas bienvenidas y lealtades en todos lados, ganando la adhesión inclusive de Ouro Preto.
Para profundizar su base del apoyo, se unió a los francmasones, que, liderados por José Bonifácio de Andrada e Silva, estaban presionando por un gobierno parlamentario y la independencia.
La guarnición portuguesa, mal dirigida por el general Joao José da Cunha Fidié, se lanzó sobre Parnaíba pero los independentistas lograron evacuar la ciudad a la que los portugueses tomaron el 18 de diciembre.
Una vez allí, el mando portugués sufrió la noticia que Oeiras, la capital de Piauí, era tomada por tropas brasileñas en nombre del príncipe Pedro.
Buscando duplicar su triunfo en Minas Gerais, Pedro cabalgó hasta São Paulo en agosto para asegurarse el apoyo y comenzó una desastrosa aventura con doña Domitila de Castro, su futura , que años más tarde debilitaría a su gobierno.
El gobierno de Pedro I contrató al almirante escocés Thomas Alexander Cochrane, un comandante naval británico veterano en las guerras napoleónicas y recientemente comandante de las jóvenes fuerzas navales chilenas en su combate contra España.
El uso de mercenarios extranjeros -sobre todo franceses y británicos- contratados por Brasil trajo al novel ejército imperial habilidades militares.
En la práctica, la restaurada monarquía francesa no puso mayores trabas para que cientos de jóvenes veteranos de las Guerras napoleónicas, sospechosos de deslealtad a los Borbones, migraran como mercenarios al extranjero, trayendo consigo una valiosa experiencia en estrategia y combate que faltaba en los aún inexpertos soldados brasileños.
No obstante, hubo casos donde verdaderos campesinos sin experiencia bélica eran llevados por agentes brasileños a servir en las tropas del naciente Imperio, causando motines y mal desempeño en acción.
Una vez allí, el mando portugués sufrió la noticia que Oeiras, la propia capital de Piauí, era tomada por improvisadas tropas brasileñas en nombre del príncipe Pedro.
Cuando se hizo necesario asestar el golpe final al dominio portugués sobre Bahía, Cochrane rechazó un combate directo con las naves lusitanas y procedió al bloqueo del puerto de Salvador, ya cercado por las tropas brasileñas desde tierra.
Esto terminó de desmoralizar a los defensores portugueses que ya sufrían penurias para sostenerse en Salvador.
La guerra nunca tuvo un carácter nacional, limitándose a conflictos menores en algunas provincias.
Hay poca información sobre las bajas sufridas por ambos bandos, pero la lucha proporcionó a una mártir brasileña en la Madre Joana Angélica, que fue herida mortalmente con bayoneta por las tropas portuguesas que invadieron su convento en Bahía; y un ejemplo de valor femenino en Maria Quitéria de Jesus, quien disfrazada de hombre se unió al ejército imperial brasileño y logró distinciones en varios combates contra los portugueses.
La revancha portuguesa, no obstante, llegó de manera financiera en tanto los artículos secretos del tratado británico con Portugal requerían que Brasil asumiera el pago de 1.400.000 libras esterlinas debidas a Gran Bretaña e indemnizar al rey Juan VI de Portugal y a otros civiles portugueses por pérdidas totalizando 600.000 libras esterlinas.