Gregorio Silvestre

Vivieron, hasta las bodas del emperador en 1526, alternativamente en Zafra y en Lisboa.

Ese mismo año reciben del emperador como regalo un privilegio de hidalguía que los hizo arraigar en Zafra.

La escena del examen ha sido narrada por Luis Zapata en su Miscelánea: cansados el Arzobispo y la eclesiástica milicia de oír a los opositores y ya a punto de marcharse, insistió vivamente Gregorio Silvestre en que lo oyesen tañer: Casó con Juana de Cazorla, que le dio varios hijos, entre ellos una hija con talento para la música y la poesía.

Parece ser que fue en 1560, año en que llega don Diego Hurtado de Mendoza a Granada, cuando empieza a probar el endecasílabo y las nuevas estrofas.

El cuarto, la Fábula de Narciso, sonetos, canciones y epístolas.