Genética forense

Cada ser humano es diferente; dos personas pueden ser más o menos parecidas, sobre todo entre familiares cercanos, pero nunca son idénticos, ni siquiera en el caso de los gemelos univitelinos.

[1]​ Esta diferenciación entre las personas se debe a que existen millones de combinaciones posibles de ADN entre un óvulo y un espermatozoide, debido a la recombinación genética que se produce en la meiosis.

La genética forense no surge como tal, sino que evoluciona a partir de otra rama conocida como hemogenética forense que nace a principios del siglo XX, cuando Karl Landsteiner describe el sistema AB0 de los hematíes y Emil von Dungern y Ludwig Hirschfeld descubren su transmisión hereditaria.

Con el estudio de dichos polimorfismos proteicos podía incluirse o excluirse una persona como posible sospechoso por poseer una combinación proteica igual o diferente a la del vestigio biológico hallado en el lugar de los hechos.

Por último, su empleo no era posible con determinados tipos de muestras (pej: pelos y restos óseos).

Aunque la ciencia poseía las herramientas necesarias para el estudio del ADN, su aplicación en la resolución de casos judiciales no se produjo hasta 1985.

Son locus cuyos alelos difieren por tener un número variable de repeticiones en tándem.

Se trata de un marcador muy útil porque nos informa sobre el sexo del individuo al que pertenece la muestra.

[9]​ En la actualidad, las distintas casas comerciales han desarrollado kits que incluyen los reactivos para la amplificación simultánea por PCR de 24-25 regiones STR (incluye el gen de la amelogenina).

[11]​ Sin embargo, el ADNmt presenta una peculiaridad, se hereda única e íntegramente de la madre, sin que exista ninguna recombinación con el material del padre.

La causa de que no exista mezcla con el material del padre es la siguiente: las mitocondrias del espermatozoide se localizan en el cuello (entre la cabeza y la cola), con el fin de aportar la energía que esta célula necesita para mover la cola y desplazarse en busca del óvulo.

Esto hace que el padre no aporte dicho material a su descendencia.

Las características básicas que lo hacen útil en investigación forense y antropológica son: Estas dos características favorecen las estabilidad ante situaciones adversas y una mayor resistencia que el nuclear.

Pero también tiene desventajas o puntos débiles como: Este tipo de ADN se utiliza principalmente en los casos siguientes: El cromosoma Y solo existe en varones y todos los individuos varones emparentados por línea paterna comparten el cromosoma Y (casi en su totalidad) pues se hereda directamente de padres a hijos sin mezclarse con ningún material procedente de la madre.

Respecto a los polimorfismos del cromosoma Y se analizan microsatélites (STRs).

Los principales problemas derivan de las características hereditarias del cromosoma Y: Existen varios casos especiales en los cuales el análisis de los polimorfismos del cromosoma Y son de gran utilidad: Algunos laboratorios emplean el análisis exclusivo de cromosoma Y para establecer la relación de paternidad entre un presunto padre y un hijo varón, por ejemplo en situaciones en la que no está disponible el presunto padre pero si lo están el abuelo paterno o un hermano varón del presunto padre (tío paterno).

Algunos laboratorios emplean el análisis exclusivo de cromosoma Y para establecer la relación de paternidad entre un presunto padre y un hijo varón, por ejemplo en situaciones en la que no está disponible el presunto padre pero si lo están el abuelo paterno o un hermano varón del presunto padre (tío paterno).

Como se ha expuesto en el apartado referente al "ADN nuclear" existen distintas casas comerciales que han desarrollado kits que incluyen los reactivos para la amplificación simultánea por PCR de 24-25 regiones STR autosomicos o 17 STR ubicados en el cromososma Y .

En una primera fase se deberá aislar la molécula de ADN completa, posteriormente solo estudiaremos ciertas regiones de ella, concretamente las zonas más polimórficas (STR -short tandem repeats-).

Algunos ejemplos de indicios biológicos obtenidos en la escena del crimen son: sangre, semen, pelos, saliva, tejidos blandos, huesos y dientes, orinas, heces, sudor, etc.

En la investigación de la paternidad se parte del presupuesto lógico siguiente: todo el ADN que una persona posee es mitad del padre y mitad de la madre.

Para estudiar si alguien es hijo/a biológico de unos padres determinados el procedimiento es sencillo: se selecciona un locus determinado de ADN y se analiza para ver el genotipo del hijo cuestionado.

En esta ocasión también se tienen en cuenta los conceptos de exclusión e inclusión vistos en el apartado anterior.

Por tanto si en un hijo encontramos un alelo que no posee el presunto padre, la paternidad queda excluida con seguridad absoluta.

O, si se expresa en índice de paternidad (IP), debe ser superior a 1000; esta cifra de 1000 significa que es mil veces más probable que el señor analizado sea el padre a que lo sea otra persona de esa población.

Existen dos reglas fundamentales que determinan dos tipos de exclusiones: Estadísticamente el hecho de investigar a la madre es menos frecuente, ya que en el momento del nacimiento la madre queda perfectamente identificada.

Generalmente se asume que la madre y el presunto padre no están relacionados.

Así, se puede encontrar que una serie de violaciones han sido cometidas por la misma persona, porque el ADN del esperma coincide en todos los casos, pese a que aún no se haya podido detener a ningún responsable.