Fue Matilde Urrutia, la viuda del poeta chileno Premio Nobel, quien por expresa voluntad, instituyó en su testamento y designó a los que deberían ser sus directores.
Los borradores preparados entonces afortunadamente se convervaron y están en la base de la estructura jurídica que tiene la actual Fundación Pablo Neruda.
[1] Los trámites para obtener la personalidad jurídica de la Fundación fueron difíciles, porque «se hicieron durante el régimen militar que no tenía ninguna simpatía por Neruda ni interés por su obra».
Incluso los albaceas tuvieron que interponer un recurso de protección y solo después de ello se logró que se aprobara legalmente la Fundación Pablo Neruda con los estatutos y el directorio designado por Urrutia en su testamento.
En sus comienzos era un boletín trimestral de modesto formato; a partir del número 20, publicado en 1995, tomó definitivamente el nombre actual; la periodicidad es la misma: cuatro veces al año.
[7] La Fundación organiza o patrocina concursos literarios y galardones, como el Premio Pablo Neruda, que se otorga desde 1987 a poetas menores de 40 años; la Medalla de Honor Pablo Neruda, creada en 1995 para distinguir a quienes "hayan realizado aportes relevantes a la cultura, las artes y a la preservación y difusión del legado" del poeta (la han recibido Juvencio Valle, Volodia Teitelboim, Mario Carreño, Margarita Aguirre, Flavián Levine, Francisco Coloane, Hernán Loyola, Francisco Velasco y su mujer Marie Martner, Mario Toral, María Eugenia Zamudio, Vicente Bianchi);[8] o el Concurso Juvenil de Poesía Pablo Neruda para estudiantes de la enseñanza media de Chile, que celebra anualmente desde 2013.
Fue el arquitecto Germán Rodríguez Arias a quien se le encargó la construcción de la vivienda.
Ella, junto a algunos amigos, pasaron la noche en el living que tenía los vidrios rotos.
[11] Fue este el encargo que Pablo Neruda les hizo a sus amigas Sara Vial y Marie Martner, en 1959.
La casa había quedado abandonada por muchos años a la muerte de su constructor, el español Sebastián Collado, en 1949.
Cuando Neruda fue a ver la casa, le gusto, pero la encontró demasiado grande, por lo que decidió comprarla junto con la escultora Martner y su marido, el doctor Francisco Velesco.
La casa —saqueada luego del golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet—, fue restaurada en 1991, gracias a la ayuda de Telefónica España, cuyo aporte hizo así mismo posible la compra de la parte que le pertenecía al matrimonia Velasco Martner.
Para el día siguiente Neruda, gravemente enfermo, fue llevado de urgencia a una clínica en Santiago.
Su funeral se realizó con todos los honores que el poeta merecía y con la asistencia de las máximas autoridades del país.
La Federación Internacional por los Derechos Humanos había publicado un duro informe por la actitud del gobierno chileno ante el problema mapuche y había representado ante la Corte, cuya decisión saludó, a ocho de las víctimas del caso.
[17] También causó polémica que hubiera destituido al sobrino nieto del poeta, Bernardo Reyes, que era uno de los directores; asimismo, que en el directorio hubiera cuatro personas estrechamente vinculadas a él: Marcela Elgueta, su esposa; Aída Figueroa, su hermana; Jorge del Río, miembro de su estudio jurídico, y Raúl Bulnes, amigo íntimo.
En cuanto a los datos aportados en el libro del historiador y periodista español Mario Amorós Neruda.
La familia, a través de Bernardo Reyes, y la Fundación criticaron este acto.