Sin embargo, al año siguiente decidió cambiar las letras por las armas, ingresó como cadete en el Regimiento Inmemorial del Rey e inició una brillante carrera militar.
[3] Como él, también tomó parte en la fracasada expedición contra Argel de 1775, en la que resultó herido.
Este sonado éxito situó bajo control español todo el territorio de Florida Occidental.
[9] Este contratiempo quizás haya ayudado con el paso del tiempo a restar protagonismo tanto a la decisiva intervención española en este episodio como al reconocimiento de la labor del propio Saavedra.
Primero al Puerto de Santa María y luego a Sevilla en 1803.
Transcurrirían así ocho años en los que cayó en desgracia y se mantuvo apartado de la función pública.
[12] Tras la derrota sufrida en el puente de Alcolea y la llegada de los franceses a Córdoba, se aprestó a organizar un ejército y nombrar Comandante en Jefe del mismo al que sería su amigo el general Castaños.
Con posterioridad pasó a formar parte del Consejo de Regencia en 1810.
A esta labor dedicó grandes esfuerzos, desplegando un gran entusiasmo llegando a escribir: «Si Sevilla de dos siglos a esta parte hubiera tenido una compañía como la que ahora se proyecta, el Guadalquivir sería otro Támesis y Sevilla tal vez émula de la opulenta Londres», cit.
Sevilla lo aclamó presidente de la junta creada en 1808 para defender la independencia nacional contra el emperador de los franceses, vencidos por primera vez en Bailén y Cádiz, bajo su presidencia.
Evacuada esta de sus invasores volvió a Sevilla que lo admiró en sus últimos años, consagrados exclusivamente al ejercicio de la más ilustrada piedad y oficiosa beneficencia.