Su objetivo declarado era impulsar el Estado vasco a través de la confrontación con el Estado español por vías "exclusivamente pacíficas, políticas y democráticas".
Una parte de ETA se posicionaba por una «tregua estratégica», similar a las que se habían practicado con anterioridad, mientras otra parte apostaba por una tregua que asumiera el desarme y basada en los Principios Mitchell, si bien el Gobierno de España consideraba que ETA solo valoraba la tregua estratégica.
[18] En el acto de la firma, con alrededor de mil personas presentes, estuvieron por Eusko Alkartasuna como firmantes su secretario general Pello Urizar, Ikerne Badiola, Mariano Alava, Santi Merino, Koldo Amezketa y Maider Karrere; por parte de la izquierda abertzale se encontraban como firmantes Rufi Etxeberria, Jone Goirizelaia, Txelui Moreno, Idoia Aiastui, Karmele Aierbe e Iñaki Olalde.
Al objetivo del Estado vasco independiente, se unía una necesidad previa declarada por los firmantes, de:[3][1]
[20] Sobre la violencia vinculada a la organización terrorista ETA, no hace mención expresa, tratando en cambio de la denominada "resolución del conflicto político".
[2][1] Achaca el conflicto a la "negativa estructura" que impide a los vascos decidir sobre su futuro, lo que según el acuerdo sólo se solventa con medidas políticas:[2][5] Hicieron expresa mención del uso de las vías exclusivamente políticas y la defensa de los derechos humanos.