Epíclera (ἐπίκληρος) (epíkleros, plural epikleroi) era el término utilizado en la antigua Atenas, y en otras ciudades-Estado griegas, para referirse a la heredera de un padre que, en el momento de su muerte, no dejaba herederos varones.
Platón, en sus Leyes, trató este caso, y un gran número de mujeres mitológicas e históricas parecen haberse encontrado en dicha situación.
Fueron epícleras, entre otras, Agarista de Sición y Agiatis, viuda del rey espartano Agis IV.
[3] El término era utilizado en la Antigua Grecia para designar a la hija de un hombre que había muerto sin dejar herederos varones.
[7] Por su parte, el término frecuentemente ha sido usado tanto para referirse a la mujer en sí como para señalar la propiedad derivada de la herencia.
[8] Los bienes heredados podían constituir deudas, lo que no alteraba el tratamiento recibido por este sistema legal.
[10] La enciclopedia Suda (Σοῦδα, gran enciclopedia bizantina, de carácter histórico, acerca del mundo mediterráneo antiguo, escrita en griego en el siglo X por eruditos bizantinos) ha brindado otras definiciones del término, incluyendo a las herederas casadas tras la muerte de su padre o a las hijas divorciadas sin hermanos varones que aún vivían con este.
Es curioso que, siendo totalmente irrelevante para el caso legal señalado anteriormente si la madre de una epikleros vivía o no, Suda hiciera énfasis en que, en el uso normal del término, la heredera era huérfana de ambos padres.
Sea como fuere, el término en Atenas parece haber sido frecuentemente interpretado de manera ambigua durante los procedimientos legales.
Alegó que la ley definía a la epikleros como una mujer sin padre, hermano o abuelo paterno.
[20] No está claro si un candidato casado podía mantener su matrimonio a la vez que reclamaba una epikleros como esposa.
Tras la apropiación de la herencia por parte del hijo, la ley establecía que este debía mantener a la madre.
[23] Si bien dicha preservación es considerada por algunos historiadores como la razón de la práctica del epiklerate,[24] otros, como David Schaps, creen que la razón primaria no era ésta, sino el desarrollo de un mecanismo que alentase a las huérfanas a contraer matrimonio.
[18] Tomar por esposa a una epikleros con escaso patrimonio era considerado una acción loable, que usualmente era remarcada en los discursos públicos.
[27] La secuencia de selección entre los familiares a ser considerados candidatos para casarse con una epikleros seguía el siguiente orden:[28] Las estimaciones modernas probabilísticas dan a conocer que aproximadamente uno de cada siete padres morían sin hijos biológicos varones.
[32] En esta ciudad-Estado, las epícleras eran conocidas bajo el nombre de patroiouchoi, que puede ser traducido como «titulares del patrimonio».
[35] En Gortina, las herederas eran también llamadas patroiokos y, en general, se las trataba de mejor manera que en Atenas.
[37] Por otra parte, si el primer pariente más cercano no accedía al casamiento, la patroiouchoi tenía el derecho de elegirlo dentro del linaje paterno libremente, sin necesidad de seguir un orden o secuencia establecidos legalmente.
[41] En Catania, bajo las leyes de Carondas, una epikleros tenía derecho a recibir una dote si el familiar más cercano no deseaba casarse con ella.
Por otra parte, Menandro escribió además dos obras diferentes denominadas específicamente «Epikleros», una de las cuales fue posteriormente traducida al latín.
[47] Aristóteles relata que la revuelta de Mitilene contra Atenas en el año 428 a. C. tuvo su origen en una disputa por epikleroi.