Emparejamiento de Agelaius phoeniceus

[10]​ Debido a que la calidad del macho guarda solo una débil relación con la de su parcela, es necesario considerar ambos parámetros por separado.

Eventualmente, él estará listo y se lo podrá ver siguiendo a su compañera.

Entonces la mantendrá vigilada en todo momento y, mientras ella caza cerca de la superficie del agua, él alardeará sobre la totora más cercana.

Cuando se está alimentando, el macho adulto luce como un ave negra con una raya amarilla pálido o una banda roja angosta sobre sus hombros.

[13]​ Para incrementar la visibilidad de las manchas sobre sus hombros, arquea aún más las alas a medida que sus demostraciones aumentan en intensidad.

El llamado de cortejo ―ti-ti-ti― varía poco entre ambos sexos y solo es emitido durante la temporada reproductiva.

Ascendiendo en un espiral irregular, el ave alcanza una altura considerable, en donde se mantiene suspendida, a menudo por largos períodos, mientras apenas bate sus alas.

Eventualmente, con las alas medio cerradas, se deja caer en un curso zigzagueante hacia el pantano.

Con frecuencia una docena de individuos o más pueden ser observados en el aire al mismo tiempo realizando estas demostraciones.

[13]​ Una vez que el vínculo se ha establecido y mucho antes de las cópulas, la hembra adopta repetidamente un comportamiento precopulatorio «solicitante».

[4]​ La postura solicitante consiste en una inclinación del cuerpo hacia adelante, con la cola y las alas levantadas para exponer la región cloacal.

Los machos pueden llegar a copular hasta cinco o seis veces por día con cada una de cuatro hembras distintas.

[16]​ Se han sugerido cinco hipótesis principales para intentar dar cuenta del motivo de la poliginia en esta especie.

[17]​ El modelo del umbral de la poliginia (Polygyny Threshold Model) asume que el emparejamiento poligínico es costoso para las hembras, suposición apoyada por los hallazgos de que estas prefieren emparejarse con machos sin compañera y de que dicha preferencia constituye una adaptación en tanto el emparejamiento poligínico reduce su éxito reproductivo.

Este último factor es especialmente importante en las especies poligínicas en las que los machos difieren en su habilidad para atraer parejas.

Estas predilecciones son consistentes con el modelo del umbral de la poliginia, la hipótesis del hijo sexy y el modelo del asentamiento asincrónico[17]​ ―que asumen que las hembras prefieren y son reproductivamente más exitosas al emparejarse con machos sin compañera en vez de con machos ya emparejados en ubicaciones igualmente aptas para la reproducción―[17]​[19]​ e inconsistentes con la hipótesis de la elección neutral del compañero ―que supone que las hembras no tienen predilección alguna― y el modelo de la elección cooperativa de las hembras ―que implica que las hembras prefieren machos que ya tengan una pareja a aquellos que aún no hayan atraído ninguna―.

Incluso cuando las hembras primarias aumentaban significativamente la cantidad de exhibiciones agresivas tras ser tratadas con testosterona, los harenes en los territorios experimentales no eran más pequeños que en los de control y las hembras secundarias en aquellas parcelas tampoco anidaban más tardíamente que en estos últimos.

[22]​ Aunque estas decisiones implicarían un menor éxito reproductivo en la primera generación filial, siempre que estas pérdidas no excedieran un máximo crítico, las hembras se beneficiarían indirectamente por medio de la superior habilidad de sus hijos machos para atraer compañeras.

[24]​[23]​ Por otro lado, el enmudecimiento experimental de los machos acarreó como consecuencia que dichos individuos no pudieran conseguir pareja.

Este hallazgo fue interpretado como una posible consecuencia de las diferencias en los hábitats en los que fueron llevados a cabo los dos estudios.

Como consecuencia, nidificarían en estos territorios más hembras que las esperadas dada la calidad de los mismos.

Debido a que en dicha población el tamaño corporal de los machos estaba positivamente relacionado con la supervivencia, se postuló que la predilección de las hembras por los machos más grandes podría reflejar una preferencia general por los individuos más aptos para sobrevivir.

A su vez, los niveles de esta hormona están positivamente relacionados al tamaño del harén.

Como consecuencia, más machos que hembras están disponibles como compañeros, la competencia entre aquellos por las hembras se incrementa y, por esta razón, la variabilidad en el éxito masculino en el emparejamiento es más pronunciada.

[11]​ Se ha afirmado, sin embargo, que al elegir pareja las hembras no deberían guiarse por su estimación del tiempo que determinado macho dedicará a la alimentación de los polluelos porque dicha inversión por parte de los ejemplares masculinos es pequeña en esta especie y, en todo caso, aquella estimación sería inexacta.

Sin embargo, se ha sugerido que la correlación entre la agresividad y el tamaño de los harenes podría ser indirecta y deberse en realidad a la intervención de algún otro factor ―por ejemplo, la edad― que estuviera directamente relacionado tanto con la agresividad, por un lado, como con el tamaño del harén, por otro; es decir, es probable, según esta perspectiva, que una mayor agresividad no sea la causa auténtica de un harén más numeroso, sino un mero reflejo del verdadero factor causal, que le sería ajeno.

El tamaño del harén en las distintas poblaciones estaría entonces relacionado con la intensidad de la depredación en los nidos.

Como consecuencia de esto, las áreas con alimento suplementario albergaron harenes más numerosos.

Probablemente como consecuencia de esto, los machos emprenden menos incursiones para alimentarse cuando sus compañeras son más fértiles.

[52]​ Una alta frecuencia en las cópulas entre el macho territorial y sus compañeras disminuye las posibilidades de que sus óvulos sean fertilizados por otros individuos.

Fotografía de un macho con las manchas alares ocultas.
Macho cantando y exhibiéndose.
Macho cantando y exhibiéndose.
Macho cantando y exhibiéndose.
Macho cantando y exhibiéndose.
Macho cantando y exhibiéndose.
Macho cantando y exhibiéndose.
Totora común ( Typha latifolia ). Los harenes de los machos son más grandes en territorios dominados por totoras ( Typha spp.) que en aquellos con presencia de ciperáceas .
Macho de tordo cabecicafé ( Molothrus ater ). La elección de pareja de las hembras de tordo sargento no debería verse afectada por la vulnerabilidad de un territorio al parasitismo de puesta por parte del tordo cabecicafé porque las disminuciones en el éxito reproductivo por este motivo son poco importantes.
Ischnura verticalis , un odonato norteamericano . En el sudoeste de Míchigan , la disponibilidad de odonatos emergentes no estaba correlacionada a la cantidad de hembras reproductivas por estanque ni al tamaño medio de los harenes.
Las hembras frecuentemente copulan con machos que no son sus parejas.