En 1832, cuando Juan Manuel de Rosas llegó al poder en Argentina, nombró a Carlos María de Alvear, como embajador en los Estados Unidos para resolver un conflicto entre los dos gobiernos originado en las islas Malvinas.
La mala salud y un cambio de gobierno dejaron este nombramiento en suspenso.
Durante este tiempo Alvear participó activamente en la política.
La aceptación del nombramiento por parte de Alvear fue considerada como una traición por los unitarios emigrados en Montevideo.
Alvear partió hacia Estados Unidos a principios de 1838, cuando comenzaba el bloqueo francés al Río de la Plata.