Está formada por la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste.
[6] Formalmente, el plano de la eclíptica es el plano perpendicular al momento angular del sistema Tierra-Luna en su movimiento alrededor del Sol que pasa por el centro de la Tierra, y la eclíptica la intersección de este plano con la esfera celeste.
[7] Dado que la Tierra tarda un año en orbitar alrededor del Sol, la posición aparente del Sol tarda un año en dar una vuelta completa a la eclíptica.
Esta pequeña diferencia en la posición del Sol con respecto a las estrellas hace que cualquier punto concreto de la superficie terrestre alcance (y se sitúe directamente al norte o al sur) al Sol unos cuatro minutos más tarde cada día de lo que lo haría si la Tierra no orbitara; por tanto, un día en la Tierra dura 24 horas en lugar de las aproximadamente 23 horas y 56 minutos del día sideral.
Por ejemplo, el Sol está al norte del ecuador celeste durante unos 185 días de cada año, y al sur del mismo durante unos 180 días.
El Almanaque Astronómico de 2010 especifica:[21] ε = 23°26′21.406″ − 46.836769″ T − 0.0001831″ T2 + 0.00200340″ T3 − 0.576×10−6″ T4 − 4.34×10−8″ T5 Estas expresiones para la oblicuidad están pensadas para una gran precisión en una distancia temporal relativamente corta, quizá de varios siglos.
[18] Todas estas expresiones se refieren a la oblicuidad media, es decir, sin incluir la nutación del ecuador.
[23] La eclíptica se interseca con el plano del ecuador celeste en dos puntos opuestos denominados equinoccios.
Cuando el sol aparece por los equinoccios, las duraciones del día y de la noche son iguales entre sí (12 horas aproximadamente) e iguales en todos los puntos de la Tierra, excepto para las zonas polares.
Al transcurrir cerca de 365,25 días al año y tener 360° una circunferencia, el Sol aparenta recorrer aproximadamente casi un grado cada día a lo largo de la eclíptica.
En cualquier época del año se nos muestran durante la noche las estrellas situadas en el lado opuesto al Sol, ya que cuando la Tierra gira y se hace de día, por efecto de la luz solar, las estrellas situadas en su misma dirección permanecen ocultas a nuestra vista.
Tal cosa sucede, sin embargo, en las cercanías de la eclíptica, ya que a medida que alejamos nuestra mirada de dicho plano, sea al sur o al norte (según el hemisferio en el que nos encontremos), el movimiento de las estrellas con el paso de los días y meses es cada vez menor, llegando a permanecer virtualmente inmóviles a lo largo del año en las proximidades de los polos celestes como lo está la Osa Menor visible en el hemisferio norte, referencia que ha permitido a los navegantes durante siglos alejarse de las peligrosas costas durante la noche manteniendo el rumbo hacia puerto seguro.
Por lo que podemos dibujar nuevas constelaciones en el plano de la eclíptica, pero siempre serán doce signos.
Los científicos han descubierto una extraña coincidencia o anomalía en el fondo cósmico de microondas llamado «Eje del Mal» que tiene un recorrido y proyección en el plano celeste muy parecido al eje que va de equinoccio a equinoccio atravesando el universo de lado a lado revelando en el fondo cósmico de microondas un patrón muy semejante al patrón octopolar y coincidiendo de manera muy parecida con los ejes del cuadrupolo y del octopolo.