La Dolorosa es una obra realizada hacia 1700 y atribuida a Pedro de Ávila.
[2]: 72 En la Fundación Caja Cantabria, en Santillana del Mar, existe una Dolorosa atribuida a Ávila y fechada hacia 1721 muy similar en cuanto a la expresión del rostro y la disposición de los ropajes,[6] aunque es posible que el escultor tomase la imagen venerada en Galicia como fuente de inspiración, algo que ya había hecho con varias obras de Fernández, destacando, por otro lado, el parecido en lo relativo a la pose de la figura con Las Lágrimas de San Pedro, obra del mismo autor custodiada en la Iglesia del Salvador, en Valladolid.
La figura tiene ambos brazos doblados con las manos juntas y los dedos entrelazados en actitud suplicante, todo ello acentuado por el hecho de tener la Virgen la vista dirigida al cielo.
La imagen, sometida a varios arreglos por parte del pintor Cortés en 1830,[9] luce una túnica bermellón con el envés en color gris y mangas abiertas hasta el codo con una hilera de botones, un manto azul oscuro compuesto por drapeados que contribuyen al movimiento de la obra, y una toca blanca que enmarca el rostro de la Dolorosa y permite a su vez destacar el cabello oscuro, del cual se desprende un mechón que cae sobre el pecho en el lado izquierdo de la Virgen, elemento habitual en la escultura de Ávila.
[5]: 288 La talla, cortada por encima de la cintura y ceñida con un cinturón cubierto por los suaves pliegues de la túnica y del que únicamente resultan visibles los extremos que cuelgan en el centro, se apoya en una sencilla peana en tonos oscuros con las esquinas cubiertas de rocalla en dorado, elemento propio del barroco, género artístico en el que se encuadra la pieza.