[5]: 62 En el documento se hicieron constar detalladamente las tareas que Meneses debía acometer, quedando plasmado que una imagen de un centurión aún no estaba elaborada aunque sí proyectada (se realizaría un año después).[3] La policromía fue negociada con Pedro Cabreros, Manuel del Río y Diego de Ribadeneira, cuya muerte repentina en la calle Mediana tras haber sido los tres atendidos por el mayordomo de la cofradía generó un gran interés en los habitantes, la hermandad y las autoridades civiles por aclarar lo sucedido.[6] El artista tenía encomendadas varias labores, entre ellas desplazar las cabezas de algunas de las imágenes, variar las ropas, hacer la talla del crucificado más larga, reducir el tamaño del caballo, fabricar una nueva plataforma debido a que «las tablas han de yr atravesadas y no añadidas», hacer las figuras más ligeras puesto que «todo el paso solo le pueden llevar doce personas», y eliminar herrajes, debiendo a mayores tallar una imagen de un centurión que, según la cofradía, le faltaba al paso.[9] Actualmente ambos pasos son sacados e introducidos a pulso en la capilla por los cofrades, quienes deben realizar un gran esfuerzo para que las imágenes no toquen el dintel de la puerta, llegando casi a rozar los nudillos contra el suelo.[11] En 1972 se eliminaron las diferentes capas de suciedad y añadidos hasta descubrir la policromía original, oculta bajo repintes, estucos y ceras protectoras aplicadas a lo largo de los años, logrando el resultado alcanzado sacar a la luz los detalles pictóricos, los volúmenes y la riqueza cromática de las esculturas, todo ello oculto bajo pátinas oscuras.El mancebo se hallaba anclado por los pies al tablero y con el brazo al caballo, lo que le hacía vulnerable a las vibraciones durante la procesión, subsanándose este defecto con refuerzos de espigones y lazos.Por su parte, la Dolorosa tuvo que ser corregida en lo relativo a la sujeción al tablero, debiéndose sanear las pequeñas fisuras causadas por el propio comportamiento de la madera.La Magdalena mostraba a su vez pequeñas grietas en los bloques, mientras que San Juan lucía agrietamientos en el brazo derecho y en la mano, ahuecados por el movimiento al sobresalir del tronco.La imagen, de escaso patetismo, muestra a Cristo muerto en la cruz con la cabeza de perfil aunque no caída sobre el pecho, lo que junto con la rigidez del cuerpo resta naturalidad a la pieza.[7]: 172 De 1,90 metros (una de las tallas más grandes del grupo junto con Longinos y el crucificado),[7]: 172 el mancebo muestra un rostro apenas visible debido a que se cubre la cara con la mano izquierda, mientras con la derecha sujeta las riendas del caballo.De rostro juvenil, viste jubón de color granate con botonadura frontal y mangas abultadas en verde oscuro con acuchillado, camisa blanca que anecdóticamente sobresale por debajo del jubón,[6] calzones del mismo tono que las mangas también con acuchillado, botas en granate con envés dorado y sombrero a juego con los calzones y las mangas.Porta una lanza en la mano derecha y viste coraza de policromía oscura a juego con las botas y sayo burdeos con acuchillado a través del cual se divisa una camisa naranja, luciendo un casco sobre la cabeza.La Dolorosa es, junto con la Magdalena y San Juan, la que aporta carácter emocional a la obra.[6] Con la vista dirigida hacia el cadáver de su hijo, el sufrimiento se acentúa gracias a una boca abierta, unas cejas arqueadas y unos pómulos enrojecidos.La figura muestra una leve torsión hacia la derecha, lo que permite resaltar la curvatura de algunos pliegues.