Estrés
El efecto que tiene la respuesta estrés en el organismo es profundo: El cuerpo desarrolla estos mecanismos para aumentar las probabilidades de supervivencia frente a una amenaza a corto plazo, pero no para ser mantenidos indefinidamente.A medio y largo plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo.[5] Las reacciones psicológicas que causa el estrés tiene tres componentes: el emocional, el cognitivo y el de comportamiento.Las emociones se pueden definir como un estado de ánimo que aparece como reacción a un estímulo.Algunas respuestas de tipo emocional que se presentan en personas afectadas por el estrés son las siguientes: abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional, etc. Se dice que los agentes estresores llegan por medio de los órganos de los sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato), que después llegan las emociones.Hay muchos métodos de medición (psico)fisiológicos que se correlacionan más o menos bien con el estrés psicológico (mental o emocional) y, por tanto, se utilizan como posible indicador.Una parte importante del esfuerzo que se ha realizado para el estudio y comprensión del estrés, se ha centrado en determinar y clasificar los diferentes desencadenantes de este proceso.De este modo surge un patrón de excitación que va subiendo por entre la corteza cerebral, el sistema límbico y los núcleos centrales noradrenérgicos, el cual –si no se ve reprimido por otras entradas– conduce a la activación de las células neurosecrecionales en el núcleo paraventricular y con ello a la estimulación del sistema hipotalámico-hipofíseo-adrenocortical (HPA).[28] Cada reacción a un agente estresante psíquico empieza con una activación inespecífica de estructuras del cerebro corticales y límbicas que conduce a la estimulación del sistema noradrenérgico central y periférico (arousal).Tales sobrecargas incontrolables tienen otras consecuencias importantes en las conexiones del cerebro distintas a las reacciones de estrés controlables antes descritas.Una ulterior causa frecuente de estrés incontrolable es el no poder alcanzar las metas propuestas o no satisfacer necesidades y deseos experimentados en el marco de contextos socioculturales dados.En primer lugar, esta situación hace que el cerebro se ponga en guardia.Todo el mundo reacciona más o menos de la misma forma, tanto si la situación se produce en la casa como en el trabajo.Pero cuando las situaciones estresantes se suceden sin resolución (es decir, en casos de distrés), el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, lo cual aumenta la tasa de desgaste fisiológico y carga alostática lo cual conlleva a la fatiga o directamente al daño físico, y la capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver seriamente comprometida.Entonces, dicen los expertos, el desafío es un ingrediente importante del trabajo sano y productivo.En la actualidad existe una gran variedad de datos experimentales y clínicos que ponen de manifiesto que el estrés, si su intensidad y duración sobrepasan ciertos límites, puede producir alteraciones considerables en el cerebro.Estas incluyen desde modificaciones más o menos leves y reversibles hasta situaciones en las que puede haber muerte neuronal.Mediante distintos trabajos experimentales se ha podido establecer que la exposición continuada a situaciones de estrés (a niveles elevados de las hormonas del estrés) puede producir tres tipos de efectos perjudiciales en el sistema nervioso central, a saber: Una variación del estrés es el trastorno por estrés postraumático (TEPT), un trastorno debilitante que a menudo se presenta después de algún suceso aterrador, por sus circunstancias físicas o emocionales, o un trauma (accidente de tránsito, robo, violación, desastre natural, entre otros).El TEPT se puede dar en todas las edades, siendo los niños una población muy vulnerable para este trastorno.En el estrés laboral se combinan las respuestas físicas y emocionales nocivas que se producen cuando los requisitos del puesto no coinciden con las capacidades y los recursos o las necesidades del trabajador, o bien, cuando las demandas del trabajo sobrepasan por mucho los límites de capacidad, conocimiento y habilidad de quienes intervienen en la empresa, desde el nivel directivo hasta la planta trabajadora.El estrés laboral puede afectar a la salud mental y física, ocasionando daño.Esto cobra mayor importancia en los trabajadores que integran el equipo de salud y que pueden originar una disminución en la calidad de la atención del paciente e inducir error médico, vulnerando la pretendida seguridad del paciente.[36] Hay reacciones agudas, como el estrés mismo y la fatiga, conductas contrarias a la conservación de la salud, como el tabaquismo, alcoholismo, apnea y dolencias crónicas, que se pueden manifestar de diversas formas, desde un resfriado-alergia, hasta disfunción de algún órgano; un ejemplo son los trastornos cardiovasculares que se asocian a los horarios ampliados e irregulares, entre otros factores.Para poder actuar preventivamente e incluso responder efectivamente al factor estrés, se sugiere que las empresas contraten especialistas o acudan a instancias externas que puedan diagnosticar en tiempo y forma las corrientes que podrían tomar las exigencias del mercado (incrementos-decrementos de la demanda del producto o servicio, alza de precio de insumos, oferta del producto-servicio de regiones no usuales, etc.), así como ofrecer talleres, conferencias, cursos o seminarios de actualización a todo nivel y para todo el personal, comenzando por quienes tienen la responsabilidad directiva.[37][38] Siegrist asocia al estrés laboral con el desequilibrio entre el esfuerzo y la recompensa en el trabajo, haciendo referencia a que el trabajo se da mediante un proceso social cuya recompensa sería el estima y las oportunidades de crecimiento, pero cuando se da un desequilibrio entre un alto control y una baja recompensa, se produce un estado de estrés.Su construcción se caracteriza por una vasta red de interacciones, tanto como para promover la salud, como para prevenir la enfermedad y establecer nuevos procesos en el tránsito del malestar que ella produce hacia la recuperación del bienestar.