[3] No se refiere a la correlación real entre conducta y acontecimiento: la atribución puede o no corresponderse con la realidad, pero lo que cuenta de cara a las expectativas que hace que se despierte en la persona sobre sus posibilidades para influir en el curso de los acontecimientos, es precisamente esa percepción subjetiva.
Esto está relacionado con el grado de control que percibe sobre los acontecimientos, si puede cambiarlos o no, y por supuesto, incide sobre la autoimagen en términos de autocompetencia, y por tanto, influye en la autoestima.
El LC es un rasgo de personalidad propuesto a partir de la teoría del aprendizaje social por Julian B. Rotter y Ray C. Mulry en 1965, posteriormente reformulado por Rotter en 1966.
Entre los segundos (procedimientos estructurados) existen diversas pruebas para evaluar los estilos atributivos, pruebas que además del locus de control evalúan otras dimensiones, como las Escalas de Lugar de Control en Situaciones Académicas y en Situaciones Interpersonales para niños y adolescentes, específicamente elaboradas por Godoy y colaboradores para valorar la dimensión que nos ocupa.
[2] Las personas con un LC más externo tienen más probabilidades de tener síntomas de ansiedad y depresión y desarrollar tales síntomas en el futuro.