Un término más técnico que la autoimagen, utilizado comúnmente por los psicólogos sociales y cognitivos, es el llamado autoesquema.
Como cualquier esquema, estos almacenan información e influyen en la forma de pensar y recordar.
[1] Una baja autoimagen puede ser el resultado perjudicial de críticas acumuladas que una persona recoge desde niño.
Una persona puede recibir halagos frecuentes sobre su aspecto o su personalidad pero ser incapaz de aceptarlo por sí mismo.
[3] Las personas pueden recuperar su autoestima mediante juicios derogativos hacia los miembros de un grupo estereotipado.