En 1949, tuvieron lugar varias deportaciones masivas llevadas a cabo en las repúblicas bálticas por parte de las autoridades soviéticas durante la Operación Pribói (Операция Прибой en ruso, Operación Oleaje), también conocidas como deportaciones de marzo (en estonio: Märtsiküüditamine, en letón: Marta deportācijas, en lituano: Bangų mūša y en ruso: Мартовская депортация, transl.
Pensada en primer lugar como una campaña de deskulakización, el objetivo inicial fue facilitar la colectivización y erradicar la organización Hermanos del Bosque, los cuales contaban con gran apoyo como parte de la resistencia contra la ocupación soviética.
[7][8] A principios de 1947, se introdujo la colectivización en los países bálticos con resultados infructuosos.
[10] No está claro cuándo surgió la idea de recurrir a la deportación masiva.
[11] El 29 del mismo mes, el Consejo de Ministros acató la decisión secreta: N.º 390-138 ss[12] en la que se aprobaba la deportación de kuláks, nacionalistas, bandidos, población simpatizante con los mencionados anteriormente y sus respectivas familias.
En consecuencia, se hicieron correcciones retrospectivas - se hicieron nuevos documentos para la gente deportada, pero no aparecían en las listas de deportados, en cuanto a los que escaparon, los documentos fueron eliminados.
[11] Debido a la inmensa escala de la operación Pribói que abarcaba las tres repúblicas bálticas, fueron necesarios más recursos.
[11][15] Aparte del personal, se adquirieron 5.025 subfusiles para asegurarse de que los operativos iban suficientemente armados.
Esto supuso que llegasen otros 2.210 miembros de telecomunicaciones del MGB.
Los activistas permanecían en los hogares haciendo inventario al tiempo que los soldados escoltaban a las familias hasta las estaciones férreas.
[14] Una vez en el punto asignado, por ejemplo una granja, el equipo identificaba a los residentes y completaba sus expedientes.
A las familias se les permitía empaquetar sus bienes personales (ropa, vajilla, herramientas de trabajo, utensilios domésticos) y comida.
[11] La cantidad máxima permitida era de 1,5 kg por familia, sin embargo la mayoría viajaba con menos del peso permitido debido al poco tiempo que disponían, por la confusión de su situación o no tenían los bienes consigo en el momento.
[11] Las propiedades que quedaban atrás fueron transferidas a los koljoses o bien eran vendidas para cubrir los gastos del Estado.
No obstante, hubo muchos que tras presenciar varias deportaciones, se intuían lo que podría pasar e intentaban esconderse,[18] razón por la cual las tropas soviéticas organizaban emboscadas, interrogaban a familiares y registraban los documentos.
Contraviniendo la normativa establecida, los operarios del MGB en ocasiones detenían a los menores que no iban acompañados de sus padres con la idea de que estos apareciesen por voluntad propia.
[14] Aun así, algunos pocos fugitivos consiguieron escapar de las deportaciones, sin embargo las tropas volvieron a realizar pequeñas redadas.
Sin embargo, el impacto no fue tan notorio como en las otras repúblicas bálticas puesto que al año siguiente se colectivizaron un 62% de las granjas.
[2] Para vigilar los movimientos de estos y comprobar el correo, se establecieron 138 comandancias.
[11] Tenían prohibido abandonar el área asignada, y una vez al mes debían personarse en el MVD local.
Los deportados debían vivir en barracones, cobertizos, cabañas de barro o bien ser arrendados por un vecino local.
[11] Las condiciones también dependían de cuantos trabajadores jóvenes había en la familia para garantizar el sustento.