Los culís en la guerra del Pacífico fueron los inmigrantes semiesclavizados de procedencia china que se vieron envueltos en el conflicto bélico ocurrido en Perú, su lugar de inmigración y trabajo, entre 1879 y 1884.
En condiciones de semiesclavitud, debieron enfrentar circunstancias en las cuales casi no tenían otras opciones que las que les eran impuestas por su supervivencia en una sociedad estremecida por la violencia interna y externa, la crueldad, el maltrato y la estigmatización.
[3]: 182 No se debe dejar de mencionar que tanto la sociedad peruana como la chilena estaban empapadas en un abierto racismo[2]: 34 producto de las ideas europeas reinantes a fines del siglo XIX y que consideraba a los chinos como inferiores a pesar de su reconocida laboriosidad y alta cultura.
[7]: 131 En una carta a sus hermanos Aspillaga, hacendados de Cayaltí, su hermano les escribe[8]: 863–864 «[...] Entre las barbaridades que dicen harán los chilenos se cuenta el impuesto o contribución de guerra sobre los hacendados i libertad a los chinos [...]» y refiriéndose al impuesto: «¿I el mundo civilizado contemplarla impasible semejantes ultrajes ala especie humana?
Mullan (Estados Unidos), Eugène Marie Le Léon (Francia), de Ghigliatti (Italia).
Sobre Quintín Quintana dice Rodríguez:[7]: 158 Sin embargo, y pese a haber sido liberados por el ejército chileno, la mayoría de los culies finalmente decidieron regresar al Perú tras la guerra, en parte por la guerra civil chilena tras el conflicto, y por la escasez de oportunidades en el nuevo país y porque la mayoría de sus familias ya se encontraban en el Perú.