Tales banderas, a su vez, estuvieron presentes en las Cruzadas y en la Batalla de Lepanto.
[1] La custodia del confalón fue confiada a figuras de alto rango, que asumían, a su vez, el título de gonfaloniere o vessillifero di Santa Romana Chiesa (confaloniero de la Santa Iglesia Romana); y era la más alta función que el Papa podía otorgar a un laico.
Inocencio XI hizo el cargo hereditario, y se lo confirió al marqués Giovanni Battista Naro.
Para confirmar la importancia del puesto, Clemente XI ordenó que su titular debía ser acompañado, en solemne procesión, por los jefes de los cavalleggeri (caballería ligera papal).
En 1801, Pío VII, luego que los cavalleggeri se disolvieran, los sustituyó por la Guardia Noble, con el abanderado como su capitán con el título de tenente generale.