Concierto para piano n.º 3 (Prokófiev)

Aunque revisó los borradores en 1916-1917, no se dedicó plenamente al proyecto hasta 1921 cuando, después de haber abandonado la Unión Soviética, pasaba el verano en Bretaña.

El concierto irradia una vitalidad crepitante que testifica la destreza inventiva del compositor en salpicar inteligentemente los pasajes líricos con disonancias, manteniendo una asociación balanceada entre el solista y la orquesta.

El movimiento central, en mi menor, presenta un tema y cinco variaciones, un ejemplo deslumbrante de como Prokófiev expresa su ingenio ligeramente sarcástico en términos musicales.

Entonces la coda explota en una batalla musical entre el solista y la orquesta, con ornamentaciones deslumbrantes en el piano sobre la orquesta (incluyendo los arpegios de notas agrupadas, famosos por su dificultad, a menudo aproximado por pianistas con glissandi usando los nudillos), finalmente estableciendo la tonalidad final de do mayor y finalizando en un gesto dramático con un unísono fortissimo en do.

Prokófiev en persona realizó la primera grabación del Concierto para piano n.º 3 en 1932 con la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Piero Coppola.

[3]​ En 2009, la grabación de Horacio Gutiérrez en 1990 con Neeme Järvi y la Orquesta Real del Concertgebouw, se reeditó, como Prokófiev: Los Concertos, recibiendo notables aclamaciones.