Concha Cuetos

Hasta entonces, y durante toda la década anterior, interpreta decenas de papeles en los múltiples espacios dramáticos que la televisión del momento emite a diario: coincide con Ibáñez Serrador en algunos episodios de Tras la puerta cerrada (1965) e Historias para no dormir (1966-1967); participa en series como Tengo un libro en las manos (1966), Hermenegildo Pérez, para servirle (1966) —donde coincide por primera vez con Carlos Larrañaga—, Hora Once (1971) o Historias de Juan Español (1973).

Así, durante cuatro años, Concha Cuetos se transforma en la boticaria Lourdes Cano y se gana de nuevo el respeto de la crítica y el cariño del público.

Tras la popularidad y el reconocimiento que le supone la serie, sus siguientes papeles no han destacado especialmente en el panorama artístico.

Ha rodado algunas películas menores y ha interpretado personajes secundarios en series como En plena forma (1997), con Alfredo Landa, Jacinto Durante, representante (2000) o Divinos (2006).

En 2011 estrena en el María Guerrero la obra Yo, el heredero, una comedia con tintes dramáticos escrita por el dramaturgo italiano Eduardo De Filippo y en la que actúa junto a Ernesto Alterio, José Manuel Seda y Yoima Valdés, entre otros.