La deriva de un reloj es la diferencia horaria que el mecanismo muestra en un momento dado respecto al "tiempo verdadero" (es decir, respecto a un patrón horario de alta precisión).
Sin embargo, no basta con que el reloj se ajuste en promedio a la hora patrón en un periodo más o menos largo de tiempo, puesto que su deriva podría ser unas veces positiva y otras veces negativa (el reloj podría marchar indistintamente adelantado o atrasado respecto a la hora patrón).
Para evitar la influencia de la humedad del aire que podía hinchar el péndulo deformándolo, se impregnaba la madera con aceite de linaza, y además se solía barnizar.
El modelo desarrollado en 1726 por el relojero británico George Graham tenía un tubo relleno de mercurio con su parte superior abierta.
Por término medio, la presión atmosférica al nivel del mar es de 1013 mbar.
[2] Como resultado, solamente un suceso barométrico extremo puede alterar en valores próximos al segundo un péndulo de precisión, pudiendo resultar por lo general variaciones anuales de tan solo unos pocos segundos debidas a efectos barométricos.
Sin embargo, para los relojes de referencia patrón estas desviaciones podían no ser aceptables.
Para evitar estos problemas, muchos relojes de precisión se montaron en campanas estancas con aire a presión y temperatura constantes, sistema que finalmente prevaleció.
Abraham Louis Breguet utilizó, entre otros materiales, espirales de oro.
Por su parte, Charles Auguste Paillard utilizó para sus muelles una aleación de paladio.
[4] Después del descubrimiento de la magnetostricción negativa por Charles Edouard Guillaume, el Invar ha sido cada vez más utilizado.