Termómetro de mercurio

Termómetros los hay de muchos tipos, pero quizás los más habituales sean o hayan sido los que contienen un líquido en su interior que se dilata o contrae con los cambios de temperatura.

Es decir, este termómetro toma la temperatura real del aire sin que la medición de esta se vea afectada por cualquier objeto del entorno que irradie calor hacia el ambiente.

En 1724 Fahrenheit finalizó su escala termométrica, la cual quedó plasmada en sus Philosophical Transactions (Londres, 33, 78, 1724).

[4]​ Sin embargo, el mercurio metálico se absorbe muy poco por vía digestiva y el contenido en los termómetros clínicos es muy pequeño, por lo que la rotura en la boca de un termómetro de mercurio y el derrame o ingestión de su contenido resulta poco peligroso.

"El mercurio y sus compuestos son extremadamente tóxicos para los seres humanos, los ecosistemas y la naturaleza", explica la Unión Europea en un documento sobre la prohibición de comercializar con termómetros de mercurio.

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