Para esos usos militares, los cohetes suelen usar propelente sólido y no usan ningún tipo de guía.
Los cohetes equipados con cabezas de guerra (en forma de misil) pueden ser disparados por aviones hacia objetivos fijos tales como edificios, o pueden ser lanzados por fuerzas terrestres hacia otros objetivos terrestres.
Durante la Guerra Fría existían cohetes no guiados que portaban una carga nuclear, estaban diseñados para atacar formaciones de bombarderos en vuelo.
En el argot militar se prefiere la palabra misil en lugar de cohete cuando el arma usa propelente sólido o líquido y tiene un sistema de guía (esta distinción no se suele aplicar a los vehículos civiles).
Hay muchos tipos diferentes de cohetes, su tamaño puede variar desde los pequeños modelos de juguete que pueden comprarse en tiendas, hasta los enormes cohetes espaciales Saturno V usados por el programa Apolo.
Un motor cohete químico puede usar propelente sólido, líquido o una mezcla de ambos.
Una reacción química se inicia entre el combustible y el oxidante en la cámara de combustión, y el resultado son los gases calientes que se aceleran a través de una tobera (o toberas) en la parte final del cohete.
De cualquier manera, durante varios siglos los cohetes se tomaron como curiosidades por los occidentales.
Los británicos mostraron un gran interés en la tecnología y la desarrollaron durante todo el siglo XIX.
Este libro tiene el crédito de haber sido el primer trabajo científico serio sobre el tema que ha recibido atención internacional.
Durante los años 1920 un gran número de organizaciones que investigaban sobre los cohetes aparecieron en los Estados Unidos, Austria, Inglaterra, Checoslovaquia, Francia, Italia, Alemania y Rusia.
El trabajo incluía regeneración enfriadora, ignición hipergólica y diseños de inyectores de combustible que incluían mezcladores e inyectores mezcladores internos que suministraban propelentes secundarios.
Un trabajo similar pero menos extenso se estaba realizando por el profesor austriaco Eugen Sänger.
En 1932 la Reichswehr (que en 1935 se convirtió en la Wehrmacht) empezó a mostrar interés por los cohetes.
Viendo la posibilidad de usar cohetes como artillería, la Wehrmacht inicialmente subsidió al equipo VfR pero, dado que solo estaban concentrados en el aspecto científico, creó su propio equipo de investigación, con Hermann Oberth como miembro superior.
Miles de ellos se lanzaron contra las naciones aliadas, principalmente Inglaterra, así como Francia y Bélgica.
El V-2 evolucionó al Cohete Redstone, usado en las primeras fases del programa espacial.
Estos estudios fueron continuados en los Estados Unidos por von Braun y los otros, quienes estaban llamados a ser parte del nuevo complejo científico estadounidense.
Independientemente, las investigaciones continuaron en la Unión Soviética balo el liderazgo de Serguéi Koroliov.
Los diseños alemanes fueron abandonados al final de los años 40 y los investigadores extranjeros fueron enviados a sus países.