Propulsión espacial termonuclear

La propulsión termonuclear es una técnica que utiliza el calor generado por una reacción nuclear para calentar un propulsor (generalmente hidrógeno líquido) e impulsar una nave espacial.[2]​ El programa NERVA terminó en 1972,[3]​ y debido a las controversias políticas y ambientales que causaban las pruebas nucleares, la investigación en esta tecnología sufrió un duro golpe.El interés por los viajes interplanetarios entre la Tierra y Marte ha sido un incentivo para continuar investigando la tecnología de propulsión termonuclear,[5]​ Las diversas pruebas realizadas demostraron esta técnica es el doble de eficaz que los motores químicos más avanzados, lo que se traduciría en mayor capacidad de carga y una duración menor del viaje: unos tres o cuatro meses,[6]​ comparado con entre seis y nueve meses con motores convencionales,[7]​ y una consiguiente reducción de la exposición de la tripulación a la radiación cósmica.[3]​ El reactor de fisión nuclear usado en el cohete debe ser mucho más pequeño que uno convencional.[4]​ La ventaja principal que ofrece este modelo de propulsión es que ofrece energía para mucho tiempo y es reutilizable si se añade combustible.
Diagrama de un cohete térmico nuclear de fisión de núcleo sólido con turbobomba de derivación
Un diseño NERVA de núcleo sólido