No se conoce con exactitud su fecha de fundación, aunque Manuel Canesi la retrotrae a finales del siglo XV, dada la existencia de una ermita[1] o humilladero más allá del Fuentealbilla.
Al hermanarse con los Florentinos, la cofradía de la Pasión pretendía, y lo consiguió, obtener del papa las mismas bulas e indulgencias.
Durante siglos continuaron con esta práctica humanitaria, incluso en 1812 se formó una comisión de reos y hasta principios del siglo XX la cofradía demostró un especial cuidado en auxiliar a los ajusticiados.
La ceremonia continuaba al día siguiente, es decir, el día de la ejecución; los cofrades andaban desde el amanecer por la ciudad recogiendo limosnas para los gastos y misas que se ofrecían por su alma (la del reo), tocando unas tristes campanillas al tiempo que pronunciaban con doliente soniquete estas palabras:
Si la magnitud de las fechorías del reo era muy grave, su cuerpo era descuartizado repartiendo cada parte por los caminos.
[4] En 1765 tuvo lugar el último entierro público de huesos, con ceremonias y espectadores.
[6] En este siglo tendrá lugar la decadencia de la cofradía, pese a lo cual en 1874 constaban treinta y siete condenados auxiliados por ella.
A principios del siglo XX la iglesia de la Pasión se encontraba en muy mal estado, declarándose ruinosa en 1924 y disponiéndose su cierre al culto dos años después.
Al año siguiente trasladó su sede a la iglesia del Convento de San Quirce y Santa Julita para poder albergar adecuadamente todo su patrimonio.
[9] También reorganizó su actividad procesional en el Jueves Santo, pasando a celebrar en la tarde su histórica procesión de Regla.
En su hechura se siguieron los bocetos y detalles propuestos por el pintor Diego Valentín Díaz, cofrade de la penitencial.
Es obra de Manuel Álvarez (1548-1563), y la cofradía lo albergaba en el humilladero que tenía más allá del Puente Mayor.
En 1927 salió por una única vez, en el primer año en que se celebró la procesión de Penitencia y Caridad.
Pasó a estar depositada en el santuario del Carmen Extramuros durante más de ochenta años, hasta que la cofradía la recuperó en 2013 tras un pleito sostenido con la Archidiócesis, volviendo a salir en procesión al año siguiente.
El Viernes Santo a las 19:30, la cofradía alumbra al Santísimo Cristo del Perdón.