Diego Valentín Díaz (1586-1660) fue un pintor barroco español de formación manierista y una producción abundante pero escasamente evolucionada a pesar de su larga vida.
Hombre culto y bien relacionado con los medios eclesiásticos, llegó a ser el pintor más prestigiado de Valladolid, donde nació, alcanzando su fama a Francisco Pacheco, con quien mantuvo correspondencia, y al propio Velázquez, que lo visitó en su casa de Valladolid poco antes de su muerte.
En cuanto a su valoración artística, Bosarte reconocía su mérito como «perspectivo lineal», de lo que el mejor ejemplo sería el retablo fingido que pintó para la iglesia del citado colegio.
De sus dos primeros matrimonios tuvo dos hijas monjas profesas en San Salvador del Moral (Palencia).
Pero siendo, probablemente, sus obras de mayor empeño, anteriormente atribuidas a fray Juan Ricci, permiten comprobar también las limitaciones del pintor, como ha señalado Alfonso E. Pérez Sánchez, quien encuentra en ellas reminiscencias de lo escurialense notablemente arcaicas ya en la fecha en que se pintaron.