Codificación (memoria)

Codificación es la capacidad para almacenar y recuperar información, proceso que comporta la acción de codificar.

Por su parte, la memoria de trabajo almacena información con vistas a su uso o manipulación inmediata.

[2]​ Este modelo también sugería que la información que no se encuentra presente en el momento de la codificación podría ser añadida a la memoria siempre y cuando estuviera basada en el conocimiento esquemático acerca del mundo.

En el año 1949, Donald Hebb trabajó en el estudio de la relación entre neurociencia y codificación memorística, estableciendo que la codificación tenía lugar a medida que se establecía nuevas conexiones entre neuronas a través de su activación conjunta repetida.

En 1956, George Armitage Miller escribió un célebre artículo en el que establecía que la capacidad del almacén de la memoria a corto plazo estaba limitada a 7 ítems +/- 2, titulado The Magical Number Seven, Plus or Minus Two.

Esta cifra fue posteriormente matizada, cuando los estudios referentes al chunking establecieron que esos siete +/- 2 elementos también podían consistir en «paquetes» o agrupaciones significativas de información, y no solamente a ítems individuales.

Las codificaciones visual, acústica y semántica son las que tienen lugar con mayor frecuencia, aunque también existen otros tipos.

[3]​ Los estudios realizados al respecto indican que los factores semánticos, léxicos y fonológicos interactúan con la memoria verbal de trabajo.

Pueden aplicarse diversas estrategias para facilitar la codificación, como el chunking o las técnicas mnemotécnicas, lo que en algunos casos posibilita una mayor profundidad en el procesamiento, lo que repercute en una optimización del proceso de recuperación.

Esto sugiere que este descenso en la activación provocado por la repetición es un proceso que tiene lugar específicamente cuando las palabras son reprocesadas de forma semántica, pero no cuando son reprocesadas de forma no semántica.

Los neurotransmisores se liberan cuando un pulso eléctrico atraviesa la sinapsis que sirve de conexión entre células nerviosas.

No existe un conocimiento exacto de si los estímulos que no llegan a ser recordados son filtrados durante la fase sensorial, o después de que el cerebro haya examinado su significatividad.

Estas diferenciaciones moleculares identifican e indican la fuerza asociativa de cada conexión neuronal.

[15]​ Un cambio significativo bioquímico a corto plazo es la modificación covalente de las proteínas preexistentes para modificar las conexiones sinápticas que ya se encuentran activas.

Este proceso está regulado por una serie de restricciones inhibitorias, principalmente el balance entre la fosforilación y la desfosforilación proteínicas.

También parece influir incluso en los procesos atencionales requeridos para la formación y la recuperación de los recuerdos.

Las investigaciones indican que estas redes de trabajo no son exclusivas, y algunas tareas se solapan en su activación.

Como se ha desarrollado en la sección anterior sobre los niveles del procesamiento, las conexiones que se establecen entre el ítem a recordar y otros ítems a recordar, las experiencias previas y el contexto, generan nuevas rutas de recuperación para el ítem a recordar, facilitando la evocación.

Estas conexiones imponen una organización en el ítem a recordar, haciéndolo más evocable.

Para una codificación óptima, no solo se establecen conexiones entre los ítems y las experiencias pasadas, sino también con el estado interno de la persona que codifica y la situación en la que se encuentra inmerso.

[27]​ También se han encontrado resultados similares con la presentación de determinados olores durante la codificación.

[31]​ Por ejemplo, Kanisha, en el año 1979, realizó un estudio en el que mostró a los particpantes una imagen que podría interpretarse como una copa blanca sobre un fondo negro, o como dos caras negras enfrentadas sobre un fondo blanco.

Después se les mostró de nuevo la imagen, pero en esa ocasión fueron primados para que vieran las caras negras sobre el fondo blanco.

[32]​ Además, para garantizar un recuerdo posterior más eficaz, deben considerarse las condiciones futuras en las que se deberá recordar, y estudiar la información de modo que pueda realizarse una asociación satisfactoria en ese momento futuro.

Esto es, puede preguntarse al participante si un ítem determinado ha sido presentado anteriormente en una lista de estudio.

Si la similitud es superior a un valor de corte determinado, se produciría el reconocimiento del ítem.

En el recuerdo libre se permite evocar en cualquier orden los ítems que han sido previamente aprendidos.

La teoría del encadenamiento asociativo establece que cada ítem de una lista está enlazado a los elementos vecinos inmediatos (anterior y posterior).

Ya que los ítems iniciales y finales de una lista tienen un menor número de vecinos cercanos que los ítems centrales, se enfrentan a menos competencia para ser correctamente recordados.

En cambio, una vez más estas predicciones no son consistentes con los datos observados experimentalmente.

Hermann Ebbinghaus
Una figura ambigua, que puede ser percibida como una copa o como dos perfiles enfrentados.