Christian Wolff

Hijo de un artesano, estudió teología luterana y filosofía en Breslau.

Con ello queda Wolff inscrito en el más agudo racionalismo; bienintencionado y poco original, con poderosa capacidad de sistematización, se limitó a difundirlo en sus clases y manuales, con más profundidad que el llamado movimiento de la Ilustración en el siglo XVIII.

Con ello abría paso al idealismo y al monismo consiguiente; y así, autores posteriores, inspirados en la línea Spinoza, Leibniz, Wolff, incidirían en el siglo XIX en un declarado idealismo, que se resuelve en panteísmo o en materialismo.

[3]​ En Ius naturae (8 vol., Leipzig 1740-48) desarrolla su teoría del Derecho natural, en la línea racionalista de Pufendorf y entronca también con el iusnaturalismo.

Del mismo modo, también debe el hombre promover la perfección y la felicidad de sus semejantes.

El que Wolff llamase «filosofía perenne» a su pensamiento contribuyó a que, engañados por ese nombre, muchos neoescolásticos del siglo XIX se dejasen influir por él, lastrando en parte el realismo más propio de la tradición escolástica, y llevándoles a ciertas polémicas especulativas poco útiles, que comenzaron a superarse en el siglo XX.

(con sus obras Psychologia empirica, Leipzig 1732 y Psichologia rationalis, ib.