En este segundo punto de vista una caza de cuarta generación sería aquel cuyos adelantos en informática, entre otras disciplinas, hacen que ya no sea el avión en sí (capacidades de maniobra, trepada, combate dogfight) quien decida el combate sino las armas que lleva instaladas,[4] y que puede activar, disparar y guiar hasta «más allá del horizonte» (combate BVR) sin necesidad del apoyo del piloto («dispara y olvida»).
Por su parte, otros expertos, opinan que a principios del siglo XXI ya habían hecho su aparición cazas de quinta generación, cuyo único integrante sería el F-22 Raptor, a menos que se consideren los prototipos del F-35 Lightning II.
[8][9][10] La definición y catalogación se complica aún más ya que varias empresas han creado nuevas versiones de sus modelos con características que se consideran dentro de una generación posterior.
Por ese motivo, se habla de una generación intermedia, 4,5 o 4+ para referirse a esos modelos.
Nuevamente la USAF se impuso en Vietnam, pero la ligereza y maniobrabilidad de aviones como el MiG-21 demostraron que grandes y pesados aparatos armados solamente con misiles, no garantizaban superioridad aérea, incluso llegaron a tener una tasa de derribos en contra.
En aquella contienda la nueva generación de cazas estadounidenses logró demostrar su superioridad, según Pearson.
Tras las derrotas en el Líbano tanto Mikoyan como Sujoi comenzaron a trabajar en sus propios aparatos de la misma generación.