El caso del perro marrón (en inglés, Brown Dog affair) fue una controversia política sobre la vivisección que se desarrolló en la Inglaterra eduardina de 1903 a 1910.
Bayliss, cuya investigación en perros llevó al descubrimiento de las hormonas, estaba indignado por el ataque contra su reputación.
"— lo que llevó al vandalismo frecuente del monumento y a la necesidad de una guardia policial vigilando durante las 24 horas contra los denominados "anti-perros" (antidoggers).
[8] Más de 70 años después, los grupos anti-vivisección encargaron una nueva estatua del perro marrón y esta fue erigida en el Battersea Park en 1985.
[15][16] Bajo esta ley, los procesos solo podían iniciarse con la aprobación del Home Secretary, en la época Aretas Akers-Douglas, quien no simpatizaba con la causa anti-viviseccionista.