Por otro lado, los utilitaristas no creen que los animales posean derechos per se, pero argumentan que, como tienen la facultad de sentir dolor,[1] su sufrimiento debería ser tenido en cuenta (excluir a los animales en el juicio moral equivale, afirman, a discriminarles por el mero hecho de no ser humanos).
[5] Los boicots dedicados a una empresa en particular también son comunes, la corporación Procter & Gamble, por ejemplo, prueba varios de sus productos en animales, lo que provoca que muchos activistas no consuman sus productos en general, pues no quieren apoyar las experimentaciones de ningún modo, aunque sea indirecto.
Asimismo, muchos activistas se dedican a educar y persuadir al público.
Entre los movimientos estadounidenses hay una tendencia a destinar todos los recursos con el objetivo de promocionar la alimentación 100% vegetariana (vegana), no obstante varias organizaciones piensan que el énfasis en la alimentación es un inconveniente y prefieren concentrarse en otros puntos.
Un número cada vez más elevado de activistas se dedican a la acción directa, lo que puede incluir la liberación o el robo de los animales y daños a las instalaciones.
En ese sentido, el Reino Unido ha llamado la atención por el "extremismo" que muestra el movimiento allí, y por la influencia de este sobre el resto del mundo; Patti Strand, del grupo americano National Animal Alliance le dijo a la BBC: "El movimiento de liberación animal con el que tratamos en Estados Unidos es un aporte directo del Reino Unido".