Carlos Faraudo

Tras la proclamación de la Segunda República Española, entre 1932 y 1933 estuvo destinado en Bolivia como instructor del Ejército boliviano.

En 1931 Faraudo ingresó en el PSOE, momento a partir del cual aumentó su compromiso político.

[3]​[4]​ Tagüeña escribió que el capitán Faraudo, que en aquel momento no tenía designado ningún destino —se encontraba en la situación de disponible forzoso—,[4]​ les causó una excelente impresión por su amplia cultura y por sus «opiniones muy claras y definidas sobre una futura España socialista».

[6]​[7]​[8]​ Su nombre aparecía en una lista supuestamente confeccionada por la UME de militares republicanos socialistas que debían ser asesinados, siendo Faraudo el objetivo número uno.

Ante la tumba volvieron a desfilar las milicias puño en alto y cantando La Internacional.

Cerró el acto el teniente coronel Julio Mangada que, «visiblemente emocionado» —era íntimo amigo de Faraudo—, declaró «la necesidad de exigir al Gobierno que obre más enérgicamente contra las provocaciones fascistas y reaccionarias y si no lo hace debemos juramentarnos para hacer pagar ojo por ojo y diente por diente».

[3]​[13]​ En sus memorias No fue posible la paz José María Gil Robles escribió que Mangada había dicho «Tenemos el deber de juramentarnos para exigir ojo por ojo y diente por diente», tergiversando así intencionadamente sus palabras al suprimir la frase «y si no lo hace».

Al entierro también asistió el capitán Federico Escofet, que se encontraba en Madrid por haber sido elegido compromisario para la elección del presidente de la República, que se celebraría al día siguiente, 10 de mayo.