Condés fue juzgado, condenado, expulsado de la Guardia Civil, y enviado a Prisiones Militares.
[3] El 12 de julio, pistoleros no identificados acabaron con la vida del teniente Castillo.
En la comisaría se habían dado listas de falangistas sospechosos a los que detener.
En medio de la indignación, muchos clamaban venganza por este y otros asesinatos cometidos por pistoleros derechistas.
Cuando Vidarte llegó a la sede del PSOE Condés se encontraba pálido, descompuesto, “con los ojos enrojecidos”.
Ante la pregunta de Vidarte sobre qué pasaba, Condés le espetó: “Algo terrible.
[7] Pocos días después, iniciada la sublevación militar, Condés participó en el asalto al Cuartel de la Montaña.