Los ciudadanos pasean las calles vestidos de forma característica y pueden decirle su nombre al jugador, así como su opinión sobre la ciudad.
La ciudad se ve en dos dimensiones en una vista isométrica con un nivel de zoom fijo, y puede ser rotado 90 grados.
También hay que tener en cuenta la moral de las tropas, si el Dios de la Guerra Marte está enfadado, se han perdido batallas recientemente o si casi están vencidas nuestras tropas, estas pueden escapar y refugiarse en sus correspondientes fuertes.
Se reproducen pequeños videoclips cuando ocurren eventos importantes como un hito de población, una fiesta para el pueblo o un atraco a un recaudador.
Hay un manual del juego Caesar III, el cual explica detalladamente todos los aspectos del juego y trae consejos para los jugadores, aunque puede tener pequeñas erratas o diferencias con respecto a este (alguna de ellas explicadas en el archivo README que trae el propio juego) Comparado a otros juegos de la estrategia basado en la época clásica, Caesar III está más enfocado al hecho de construir ciudades más que a luchas, aunque no quiere decir que los invasores no vayan a atacar la ciudad del jugador.
La cultura mide el nivel de la literatura, el entretenimiento y los templos que están disponibles para los ciudadanos.
Para hacer llegar a estos esos valores habrá de construirse escuelas, librerías, academias, templos, teatros, coliseos, anfiteatros e hipódromos.
La paz aumenta cada año en el que no haya daños causados a la ciudad por soldados enemigos o por alborotadores (ciudadanos descontentos).
Por defecto esta desciende todos los años, y lo hará a un ritmo mayor si la ciudad está endeudada, o si el emperador no se encuentra complacido con el jugador (el progreso de la ciudad es lento o cuando el jugador se ha asignado un salario personal mayor al que le corresponde por el rango que ostenta).
Si las condiciones son adecuadas, los inmigrantes irán a vivir a esas regiones e irán construyendo tiendas, mejorando estas si las condiciones de la zona son aceptables (chozas, casas, villas, etc).
Cuando un ciudadano instala su tienda, este se convierte en un plebeyo y empezará a trabajas en granjas, prefecturas, mercados, escuelas, bibliotecas, hospitales, etc.
El comercio permite adquirir bienes y recursos que en muchas ocasiones no se producen en las ciudades gestionadas por el jugador.
Adquirir dichos bienes suele resultar caro inicialmente pero pueden servir para satisfacer necesidades de los ciudadano permitiendo avanzar a las viviendas, lo cual significa mayores ingresos por impuestos.
Pueden construirse talleres para procesar las uvas en vino, las aceitunas en aceite de oliva, la madera en mobiliario, la arcilla en alfarería, y el hierro en armas.
GameSpot dijo: "A pesar de pequeños problemas, construir una ciudad próspera en Caesar III es divertido".