Pan de cañada

Tiene una forma plana, alargada y oblonga, tamaño muy variable, con unas características hendiduras en forma de «acanaladuras» u «hoyuelos» por su superficie para regarlo con aceite de oliva virgen extra.

Su corteza es dorada, brillante, fina de grosor y ligeramente crujiente.

[1]​ Donde más tradición tiene la cañada es en el Bajo Aragón, aunque se ha difundido ampliamente por las tres provincias aragonesas gracias a los pastores trashumantes que lo consumían antiguamente durante sus largos viajes a través de rutas llamadas «cañadas», de ahí su nombre.

El aceite de oliva actúa como conservante natural, de manera que el pan podía aguantar tierno las varias semanas que durase el viaje.

[4]​[5]​ Es llamado raspao en Híjar,[6]​ guitarra en Cariñena,[6]​ bollo en Calamocha,[7]​ torta floja en Biel,[8]​ o sequillo en otros pueblos.