Viendo don Luis Fajardo y Chacón lo bien que se manejaba en los mares.
Tras dos horas de combates, Oquendo logró hacer retroceder a los atacantes, con numerosos muertos y heridos en ambos bandos.
El corsario intentó desligarse y huir, pero Oquendo condujo a su tripulación al asalto, abordando el barco enemigo y obligando al comandante inglés a rendirse.
El otro navío, que había sido muy maltratado por los cañones de Dobladilla , huyó a toda vela y no pudo ser detenido.
El buque insignia español sufrió algunos daños en la acción, llegando a Cascais junto con Dobladilla y su presa para ser reparados.
Los ingleses siempre aprovechando la pluma, difundieron en Lisboa que el galeón de don Antonio de Oquendo había quedado destrozado y obligado a arribar a Cádiz, por ello don Luis Fajardo pensó no había podido vencer dada la diferencia de buques y gente.